¿Pinceles y brochas en vasos? ¡Jamás! • Guapísimas

Puede que a la vuelta de vacaciones, con el nuevo curso en el cogote, te dé un ataque de ordenitis para el que tienes que estar preparada.

Quizá has consumido más tiempo de Netflix del recomendable y Marie Kondo te ha hecho suya, haciendo que llegues con verdaderas ganas de ordenar toda la casa.

Pues bien, si en algún momento decides darle un twist a tu tocador, regalarle un toque de la Magia del Orden, hay algo que tienes que saber: Los pinceles y brochas de maquillaje, nunca deben ponerse en un vaso, en contacto con el aire.

El polvo y otros contaminantes que están flotando se posan sobre las cerdas y, con ayuda del vapor de agua que se forma en el baño (o sin él, si el tocador está fuera), se monta una auténtica plantación de gérmenes. De ahí, aunque tú no lo veas, van directamente a tu rostro, con el riesgo de empeorar o generar un problema de acné.

Pero no solo eso. Un pincel lleno de bacterias es una invitación a la infección ocular, por ejemplo.

¿Dónde guardas los pinceles?

Cuando ordenes tus cosas de maquillaje, recuerda esto: los pinceles y brochas, siempre en una manta de pinceles y, si no tienes, en un neceser cerrado aislados del polvo.

Al usar esponjas, rizapestañas, pinceles y brochas de maquillaje, hay que seguir unas básicas prácticas de higiene: manos limpias –no quiere decir que estén esterilizadas-, y utensilios de belleza siempre cuidados y limpios.

Desde la marca Bioxán, experta en cuidado de la piel, nos regalan unas recomendaciones para evitar que en tus pinceles y brochas se acumulen suciedad y gérmenes.

¿Qué ocurre cuando no lavas tus brochas de maquillaje?

Aunque parecen inofensivas e, incluso, permanentemente impolutas (sobre todo, cuando solo las utilizas de manera ocasional), tus brochas pueden provocar problemas de acné o, peor, herpes y otro tipo de infecciones.

Cuatro problemas que pueden provocar a tu piel la suciedad de tus pinceles:

  1. Aparición de granitos y acné. Es la primera reacción visible del uso de brochas de maquillaje sin limpiar
  2. Transmisión de infecciones. De la brocha al producto de maquillaje o al rostro y a la inversa. Las bacterias contenidas entre las cerdas de los pinceles pueden acabar en cualquier superficie
  3. Irritación. Las brochas empiezan a acumular producto y sus cerdas se endurecen de tal manera que pierden efectividad y provocan un daño en la piel del rostro por la fricción
  4. Reducción de la vida útil de los utensilios de maquillaje. No solo hablamos de pinceles, sino también de todas las herramientas que permiten aplicar los cosméticos en el rostro. Un rizador de pestañas con restos de máscara puede llegar a romper alguno de los filamentos del párpado. Y unos polvos aplicados a través de unas cerdas sucias pierden totalmente su eficacia.

Por cierto, ¿tú sabes cómo se limpian los pinceles de maquillaje?