¿Cómo se usa el colorete en polvo, en crema y líquido? • Guapísimas

Nada favorece tanto a las mujeres como un golpe de colorete en las mejillas. Quita la cara de cansada y aporta un tono saludable, siempre que no se usen matices demasiado brillantes, oscuros o pálidos. Se trata de ofrecer un aspecto saludable y sonrosado, como de sonrojo espontáneo. Por ello, el tono a elegir será aquel que más se parezca al que toma tu cara después de hacer deporte.

Hay diferentes formatos y cada textura requiere un modo de aplicación. Lo puedes elegir por cuestión de gustos o también por el objetivo que quieras conseguir.

Para que sepas con cuál te quedas, te sacamos de dudas:

EN POLVO, EL DE SIEMPRE

El colorete en polvo es el de toda la vida. Aunque normalmente viene con una mini-brocha dentro de la cajita, esta suele ser rasposa y pequeña, así que se reservaría solo para casos de emergencia. En general, lo ideal es aplicarlo con una brocha grande, suave y de pelo no muy largo.

El protocolo es el siguiente: carga la brocha de color, sacude el exceso, sonríe exageradamente y en la parte carnosa de la mejilla que se levanta (la manzana), ahí es donde debes aplicarlo, difuminándolo hacia la sien.

CREMOSO PARA MAYOR NATURALIDAD

El colorete en crema es el que tiene la textura más fresca y se suele recomendar a las pieles con tendencia seca. Aporta un cálido brillo de luz iridiscente y su mayor ventaja es que se funde suave y de una manera natural en la piel. Eso sí, su único límite es que se debe usar siempre sobre fondos de maquillajes fluidos o compactos, nunca sobre bases de polvo mineral.

El colorete en barra o crema también se pone sobre las manzanas de las mejillas, extendiéndolo hacia las sienes, lo que alegra la cara y le proporciona una textura jugosa y saludable.

EL LÍQUIDO ES DE ATREVIDAS

Por último, está el colorete líquido. Consigue un tono divertido y como de muñeca, pero hay que saber usarlo bien para conseguir ese efecto y no el de un revival de Heidi. Se podría decir que es el más complicado de aplicar. Como cualquier colorete, se aplica en el último momento, después de los ojos y la boca.

El paso a paso a seguir es: Dibuja dos o tres rayitas en la parte del hueso del pómulo y, rápidamente, difumina con la yema del dedo en movimientos circulares suaves. Si tu colorete líquido es un tinte (muy de moda para usar en labios y mejillas), lávate las manos sin tardanza porque te puedes quedar con la yema del dedo roja el resto del día.

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