Nuevos usos de la toxina botulínica • Guapísimas

Cada día se habla de bótox en redes sociales y en las revistas femeninas. Con poco ya que demostrar como pinchazo anti-arrugas, este tratamiento sigue demostrando su utilidad a muchos niveles de la medicina.

Hace días, la dermatóloga Paloma Borregón, que suele publicar interesantísimos posts en Instagram, traía hasta su feed una reflexión definitiva sobre el bótox, que describía como la panacea, no solo a nivel estético.

Lo hacía reposteando una publicación del también dermatólogo Daniel del Rio que, a su vez, aludía a una publicación de la revista TIME que, ya por 2017, recogía los múltiples usos médicos del bótox, ilustrando el tratamiento como la navaja suiza de la medicina.

Bótox para todo (y todo bueno)

Comenzaba su discurso la doctora tranquilizando a sus seguidores: “Lo llamamos bótox porque suena mejor que su verdadero nombre, toxina botulínica. Cuando se escucha la palabra toxina da miedo porque parece que va a ser algo tóxico… ¡Pues no! Es uno de los grandes descubrimientos de la medicina y, aunque os suene solamente por su uso en medicina estética para la eliminación de arrugas, en realidad tiene casi ochocientos usos en medicina”.

Seguía su argumento ennumerando algunos de los usos más comunes que la medicina, en muchas de sus especialidades, hace de la toxina botulínica. “Es un fármaco muy seguro que se usa desde hace muchos años por muchos especialistas, tanto en niños como en adultos. Aquí, algunos de los usos más comunes en medicina”, puntualizaba, y recogía estos:

En oftalmología se usa en la musculatura ocular cuando hay un ojo bizco, incluso en niños para prevenir el ojo vago, los neurólogos lo utilizan para migrañas desde hace tiempo, los maxilofaciales, médicos estéticos y dermatólogos lo ponemos para paliar el bruxismo porque evita morder tan fuerte y romper piezas dentarias, dolores de cabeza. Además, afina y feminiza la cara. Cuando hay parálisis facial, se pone para compensar la musculatura y que no se note la desviación de la cara. Otro uso es para espasmos y vejiga hiperactiva por parte de los rehabilitadores y urólogos.

También es muy conocida su utilidad en casos de hiperhidrosis. “Los dermatólogos lo ponemos en palmas, plantas y axilas para el exceso de sudoración”, apunta la Dra. Borregón, que concluye:

“Podría seguir así, hasta mencionar los casi ochocientos usos que tiene (según la FDA). Hay incluso estudios –cada vez más numerosos- que demuestran que mejora la depresión. ¡Se puede pinchar incluso en los pies para evitar el dolor con los tacones!”

Con todos estos datos, es evidente que no hay que temer al bótox porque ha cambiado la vida a muchas personas. La clave, como insiste la dermatóloga, es ponerse siempre en manos de buenos expertos.

Bótox contra el acné

A nivel estético, ya sabemos que el bótox es un gran anti-arrugas y también se usa en los labios, aunque no para rellenarlos, sino para rejuvenecer su aspecto y terminar con el código de barras.

Hace poco conocíamos una última aplicación de toxina a nivel médico-estético. Es la aplicación de bótox para mejorar el acné. También la rosácea.

La cirujana general y médico estético, Virtudes Ruíz, con dos clínicas en Murcia llamadas Virtud Estética, explica esta nueva diana de la inyección anti-arrugas por excelencia:

“La toxina botulínica, infiltrada de forma diluida y con técnica de mesoterapia por la zona afectada, puede regular la secreción sebácea y mejorar el acné leve o moderado”

Y ¿cómo lo hace? Pues porque actúa sobre el sistema de la acetilcolina, que es el neurotransmisor implicado en la producción de sebo, disminuyendo su actividad. Además, contribuye a prevenir los brotes de acné y estimula la producción de colágeno y elastina, con lo que atenúa las marcas y cicatrices que pudieran quedar.

La doctora Ruiz asegura que los resultados se notan a partir de las primeras 48 horas y perduran hasta tres meses. Hay que hacer una sesión cada tres meses, si hay reactivación del acné. Cuesta 250 euros cada sesión.

Remedio contra la rosácea

Decíamos que también se está empleando el bótox como tratamiento para evitar los brotes de rosácea. Este tratamiento, tan novedoso como eficaz, ha demostrado que tiene un efecto antiinflamatorio que mejora mucho la sintomatología de esta patología cutánea que afecta a la cara y es muy desagradable para quien la padece.

“En este caso, la toxina botulínica, muy diluida, se infiltra para actuar sobre unas células que se llaman mastocitos, impidiendo así que liberen agentes pro-inflamatorios. Consigue una reducción del edema, el eritema y el enrojecimiento”

Los resultados perduran entre tres y cuatro meses, según la doctora Ruíz. Y se recomienda una sesión cuando existe un brote inflamatorio, o cada cuatro meses. El precio, en este caso, es de 500 euros por sesión.