Arena y pies descalzos... ¿buena o mala combinación? • Guapísimas

A los que nos gusta la playa, nadie nos discute que, llegues como llegues a ella, siempre sales mejor. Más descansada, con mejor energía, más guapa.

Por eso, la idea de que caminar descalzos por la playa sea un auténtico placer no la concebimos como una cuestión de gustos. Sin embargo, por mucho que nos cueste creerlo, hay personas para las que una caminata por la playa supone una tortura.

Arena demasiado caliente, superficie desigual, la sal del agua que pica… Ellos no sienten que el contacto con la suave arena o el salpicar del mar en la orilla relaje sus pies cansados.

Pues bien, ambas sensaciones son igual de reales. Andar por la playa no es siempre un placer y tampoco beneficia siempre al 100% a los pies. Depende mucho de cuándo, cómo, dónde se camine. Si se hace descalza o calzada, si sobre la duna o sobre la arena húmeda de la orilla…

Dicen los expertos que es bueno descalzarse de vez en cuando y andar un rato por la hierba, la arena de la playa, por superficies con alfombras y moquetas. Que hacerlo así activa la circulación de la sangre y la correcta transpiración del pie, siempre aprisionado dentro de los zapatos, sufriendo el daño de tacones y materiales poco adecuados.

En eso parecemos todos de acuerdo. En general, cuando llega el verano, nos gusta y nos conviene airear el pie, dejándolo respirar con el uso de sandalias de tiras y tacón medio que permitan al pie llevar una sujeción correcta y a los dedos estirarse con comodidad.

Pero decía que estar descalza y, además, estar descalza en la playa no es siempre bueno para los pies. Veamos por qué:

Lo malo de descalzarse

Desde el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM) alertan: si no estás acostumbrada al ejercicio físico intenso, una caminata por la playa puede ser demasiado para tus pies.

A la falta de preparación física se suman las altas temperaturas y la diferencia de terreno en la arena”

“Visto así no es un ejercicio beneficioso, sino que puede ser contraproducente”, explican los portavoces del CPFCM, que especifican que existe un alto riesgo de sufrir problemas lumbares, esguinces, fascitis plantar, periostitis tibial o, incluso, fracturas por sobrecarga, si no se hace de forma progresiva y con el calzado adecuado, teniendo en cuenta los propios límites.

Por eso sugieren que en la playa no estemos todo el rato descalzos. La planta de los pies, que soporta todo nuestro peso, es de una sensibilidad extrema ya que está repleta de múltiples terminaciones nerviosas y de vasos sanguíneos.

Lo peor de la playa para los pies

  • Ojo con la temperatura de la arena, te puedes quemar los pies; evita acceder a ella descalza en las horas centrales del día
  • Algunas playas tienen piedras en la entrada al agua, algunas veces enormes y con salientes en forma de pico. Si no tienes cuidado por donde pisas o te pones escarpines, puedes lesionarte
  • Por desgracia, no todo el mundo tiene pulcras costumbres en la playa. Mira por dónde pisas cuando vayas por las dunas, nunca sabes qué puedes pisar y con qué puedes cortarte

Lo mejor de la playa para los pies

Como no todo van a ser dramas, recordemos a las que les gusta andar descalzas que, si lo haces por la arena de la playa, puedes obtener grandes beneficios de belleza:

  • Claramente mejora la circulación de la sangre, así que deshincha los tobillos y contribuye a mejorar el estado de la celulitis
  • La arena de playa va exfoliando tus pies y te los deja ultra suaves
  • El agua de las olas rompe cerca de tus pies haciendo un masaje que contribuye a aligerar tus tobillos, quizá hinchados por el calor
  • Si tienes problemas de dermatitis o psoriasis, andar cerca del mar -donde la corriente de yodo y sodio es mayor- puede obrar milagros en tu piel

Pedicura en la orilla

Si vas a estar pinchada en la toalla o la silla, en plan sirena varada en la arena, aprovecha e improvisa una pedicura de mantenimiento en tres pasos:

  1. Exfolia tus pies con arena húmeda. No hace falta arrancarse la piel, sé suave. De esa forma, ayudarás a eliminar las durezas.
  2. Aclara los pies con agua de mar y sécalos bien (sobre todo entre los dedos).
  3. Aprovecha el filtro solar –muy necesario en esa zona por ser zona olvidada del SPF- para hidratarlos bien mediante un masaje, insistiendo en la zona de los talones y los laterales.