El fondo o base es, como su nombre indica, aquello sobre lo que se cimienta gran parte del éxito de un look de maquillaje.
Sirve para igualar e iluminar el tono propio y, por ello, es básico elegir bien el producto. No solo la textura que mejor sienta a la condición de nuestra piel, sino el formato que más nos conviene y, sobre todo, el tono perfecto.
Aunque parezca mentira, esta sigue siendo una de las dudas más recurrentes en Google: ¿Cómo saber mi tono de base de maquillaje?
Basta asomarse un poco a las perfumerías para detectar que el mercado de bases de maquillaje vive un boom.
Muchas marcas han lanzado colecciones de hasta cuarenta tonos. En ellos están absolutamente todos los matices de las distintas carnaciones.
Tono claro, oscuro, medio, profundo, oliváceo. Matiz amarillo, rosado, dorado, rojo, melocotón. Las combinaciones son infinitas cuando se busca dar con el mayor número de carnaciones posibles.
7 pasos para dar con el tono de base perfecto
- Para conseguirlo, hay que ser paciente y probar
- Probar en el cuello o la mandíbula, jamás en la mano. El objetivo es conseguir el producto cuyo tono sea el más parecido a tu propia piel y ya te imaginas que rostro y manos rara vez tienen el mismo tono
- Es importante que haya luz natural
- Conviene fijarse en la zona de piel que está a solo unos centímetros de la oreja, nunca muy cerca de la parte de atrás del cuello porque esa zona es más oscura, y encontrar el punto medio entre esa parte y la parte más clara del cuello, que es la central
- Pon varios tonos en esa área, uno al lado del otro
- Espera treinta minutos para asegurarte que no es uno de esos productos que oxida y se oscurece
- Cuando veas que uno de los tonos ha desaparecido, ese es el tuyo
