Aunque Josie diga que la bruma te hace mejor persona, tenemos que llevarle la contraria. La bruma facial no solo hace eso 😉
El caso es que la bruma o mist facial tiene varias utilidades, básicamente la de refrescar la piel y, en el mejor de los casos, aportar cierta hidratación o nutrición superficial y, por ello, para sacarle todo el partido posible, hay que seguir un breve protocolo.
Cómo se usa la bruma facial:
Cuándo: Una vez limpiada la piel, antes del suero o la crema o, una vez maquillada, pero también en cualquier momento del día, siempre y cuando no acabes de aplicar filtro solar.
Cómo: La distancia a la que debes vaporizar la bruma es la que se crea con el brazo estirado.
Dónde: Lo ideal es aplicar el producto por rostro y cuello.
Precauciones: Dependiendo del tipo de aplicador, se pulsa una o varias veces. Si es un vaporizador, lo ideal es presionar una sola vez y, en caso de que sea nebulizador, puedes moverlo por toda la cara. En caso de un spray convencional, a presión, procura no moverlo mucho para no mojarte el pelo.
Si es una bruma hidratante o nutritiva, después de vaporizarla, se elimina el resto que quede presionando con un pañuelo de papel.
Sobre el maquillaje
Los maquilladores profesionales suelen usar brumas específicas para fijar el maquillaje y que este se vea más natural. Pero si has empolvado en exceso la piel, puedes utilizar un mist convencional para evitar que el maquillaje aparezca cuarteado y con aspecto artificial.