Cuando hablamos de depilación casera y nos planteamos comprar una depiladora eléctrica, casi siempre sopesamos su gran ventaja. Esta no es otra que el resultado de la depilación dura más que con crema o cuchilla.
Otra ventaja es que no es tan engorroso como la cera, sea en bandas templadas o en cazuelita caliente.
La principal desventaja es que es un proceso más molesto. Aunque las marcas se afanan en hacer que el dolor disminuya con cabezales fríos y masajes simultáneos al tirón, realmente no es un momento de placer.
Supongo que sabes de qué estoy hablando. Se trata de dispositivos que tienen un giratorio en el cual unas plaquitas se juntan y separan al tiempo que va rotando, de forma que agarra los pelos uno a uno y los arranca de raíz.
Para minimizar el dolor que provoca la extracción del vello y sacar todo el partido a la máquina, sorteando sus incomodidades, hay ciertas pautas que puedes seguir:
- Escoge una depiladora con luz, para ver mejor la zona y que no se escape ni un pelito
- Que sea, sí o sí, resistente al agua. Poder usarla en la ducha, con agua templada de por medio, alivia el dolor porque permite que los vellos salgan mejor.
Cómo usar la depiladora eléctrica
- La depiladora eléctrica exfolia las células muertas de la piel, por lo que ésta se queda un poco desprotegida. Es básico hidratar bien después de usarla.
- No apliques crema antes de usarla o las pinzas no podrán agarrar bien el vello.
- La depilación funciona mejor cuanto más suave está la piel. Dúchate primero y seca bien la piel.
- Antes de empezar, frota la piel con la toalla, sobre todo en las zonas donde esté el vello más corto, para asegurarte que se levanta.
- Desliza la depiladora siempre hacia arriba y, al llegar a la rodilla, dóblala hasta que la piel quede totalmente estirada.
(Consejos de los expertos de Braun)
