¿Qué es la cosmética 'cruelty free'? • Guapísimas
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¿Qué es la cosmética ‘cruelty free’?

Si experimentar productos cosméticos en animales está prohibido, ¿qué sentido tiene usar este sello? Te lo contamos

A través de las redes sociales, nos llegan con bastante frecuencia mensajes de personas que preguntan si tal marca o cual producto es cruelty free. El temor a que algún animal haya sufrido para que un cosmético salga al mercado es alto y quieren despejar toda duda antes de comprarlo.

Para empezar, siempre aclaramos lo que significa ser cruelty free. Ni más ni menos significa que no ha sido experimentado en animales. Ni el producto final ni ninguno de sus ingredientes.

Esto es así por ley, aunque todavía haya dudas. Eva Raya, co-creadora de la firma española natural Alice in Beautyland nos ayuda a aclarar dónde está el follón y por qué todavía circulan por redes listados de marcas que sí y que no.

QUÉ SIGNIFICA CRUELTY FREE

Cruelty free significa que no ha sido testado en animales. En la Unión Europea y, a partir de la directiva 2003/15/CE, que entró en vigor en dos fases, la primera en 2009 y la segunda en 2013, está prohibido testar en animales y comercializar productos testados en animales o con ingredientes testados en animales”.

Es decir, que desde hace ocho años la cosmética que encontramos a la venta dentro de la Unión Europea implica que es cruelty free sí o sí. Entonces, ¿de qué sirven esos sellos con conejitos?

“Hay organizaciones certificadoras que te dan el sello cruelty free después de auditarte pero, al igual que las certificadoras ecológicas, cada una tiene sus propios requisitos y no es un distintivo obligatorio”, aclara Raya. Además de no ser obligatorio, puede encarecer el precio final del producto porque la empresa puede repercutir ese gasto en el coste de la crema o maquillaje en cuestión.

El motivo de que algunos quieran reclamar en su envase que ese producto (en ningún momento dicen que sea toda la oferta de esa misma marca o los productos que esa marca exporta) no ha sido testado en animales es que fuera de la UE pueden darse casos de productos que sí han sido testados en animales.

“El reclamo no testado en animales es uno de los más complicados de plasmar desde el punto de vista divulgativo sin posicionarse y manteniendo la objetividad”, explica Raquel Marcos, doctora en química, experta en dermocosmética y marketing, además de profesional de la regulación de productos sanitarios.

El problema, como ella explica, no está en la Unión Europea sino en lo que se exporta fuera de la Unión. En la legislación de 2013, cuenta Raquel, existen dos excepciones: La primera, “cuando el uso del ingrediente está generalizado y no puede sustituirse por otro ingrediente capaz de desempeñar una función similar” y la segunda, “cuando se explica el problema específico para la salud humana y se justifica la necesidad de realizar ensayos con animales, todo ello apoyado por un protocolo de investigación detallado propuesto como base para la evaluación”.

Estas excepciones tienen sus limitaciones, tal y como apunta la experta en regulación: “Por ejemplo, si se desarrolla una sustancia química nueva con potencial en la industria cosmética, cuyos riesgos y seguridad nunca se hayan realizado para ningún tipo de industria”.

Si un fabricante de cosmética quisiera utilizar esta sustancia nueva no tendría que legislarse a través del reglamento cosmético existente, sino bajo el reglamento REACH (registro, evaluación, autorización y restricción de sustancias y mezclas químicas) y, después, ser evaluada por la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA)”. Solo después de ser evaluada, nos cuenta Raquel, se podría emplear en la industria cosmética, entre otras industrias.

EL EMBROLLO DEL ‘CRUELTY FREE’

Queda claro que el proceso es más complejo de lo que parece… Registrar una nueva sustancia química no es algo simple ni algo que todas las empresas puedan gestionar. Por eso es extraño que la industria cosmética incorpore ingredientes que solo se usen para este fin, más aún, que se apruebe un ensayo en animales para su uso o que no tenga ningún otro ingrediente alternativo con la misma función.

En todo caso, como explica en su libro Belleza con ciencia (Ediciones Martínez Roca, 2021), la prohibición sobre el testado en animales lleva activa en la UE desde 2013, lo que significa que todos los ingredientes fueron testados al menos una vez antes de este año.

En la industria cosmética no es necesario testar en animales, por eso se prohibió. Y si su está prohibido, no es preciso su etiquetado. Raquel y otros expertos en regulación consideran este reclamo competencia desleal.

De hecho, puede ir contra las recomendaciones europeas. En 2017 un documento técnico de la UE remarcó que, cuando se usa en el etiquetado un sello de “no testado en animales“, se están incumpliendo las recomendaciones europeas. Todos los fabricantes lo tienen prohibido, así que poner un sello diciendo que tú no experimentas en animales da a entender ante un consumidor poco informado que el resto puede que sí lo haga. Y no es así.

PROHIBIDO TESTAR EN ANIMALES, PERO DEPENDE DÓNDE

La prohibición del testado en animales a nivel global (mundial) aún está por llegar. Llegará, seguro. Pero, de momento, hay mucha gente que sabe que su marca favorita de maquillaje, cuando se vende en China, pasa por tests que son diferentes a los que obliga la UE, incluyendo una posible experimentación en animales.

En cuanto a China, el caos viene porque las mismas marcas que en Europa no pueden experimentar en animales, para venderse ahí tienen que hacerlo. Dada la confusión que esto provoca en el consumidor, nacen sellos o certificaciones como Cruelty Free (el de PETA) o los de CCF y Leaping Bunny.

En medio de esta confusión, llegan ciertas (aunque escasas) buenas noticias. Según informa el portal Anima Naturalis, hace como un mes y medio, la Administración Nacional de Productos Médicos de China (NMPA) publicó las Disposiciones para la gestión de expedientes de notificación y registro de cosméticos que establecen que los llamados productos cosméticos “generales” pueden importarse a China sin tener que ser probados en animales primero.

Para que nos entendamos, esta clasificación de “generales” excluye los cosméticos de “uso especial”, que son: tintes para el cabello, productos para eliminar manchas (despigmentantes), protectores solares, productos contra la caída del cabello, así como todos los cosméticos que “reclaman una nueva eficacia”. No sabemos exactamente cuáles son esos, lo cual aumenta más aún la confusión.

Otros detalles de este cambio son que, para beneficiarse de este régimen de exenciones, a las empresas se les requiere aportar un certificado de cumplimiento de las buenas prácticas de fabricación (BPF) , emitido por la autoridad competente del país de origen y los resultados de la evaluación de seguridad del producto.

Además, la norma tampoco es cien por cien estanca. Ciertos productos cosméticos “generales” aún deberán probarse en animales cuando se importen a China. Entre ellos, productos destinados a ser utilizados por niños, productos que utilizan nuevos ingredientes (según lo definido por las regulaciones chinas) durante el período de control obligatorio de 3 años y productos notificados, importados o fabricados por una persona que figura como un objetivo clave de supervisión por la NMPA.

Total, un lio. Mientras tanto, la organización Cruelty Free Internacional sigue recogiendo firmas para que la misma normativa que hay en la Unión Europea, se extienda a todos los países del mundo.