¿Dentro del agua estás protegida del sol o te quemas? • Guapísimas

Esta es una duda recurrente cada verano. Por algún motivo, todo el mundo tiene claro que como te quemas seguro, seguro, es quedándote pinchada horas y horas al sol en la tumbona, consciente de la tontería que estás haciendo.

Pocos se acuerdan de que si hay nubes o viento, no eres consciente de que los rayos caen a plomo sobre ti. Y te quemas igualmente.

Pues bien, todavía hay una tercera forma de quemarse, año tras año.

Te la vamos a contar, evidentemente (que diría Magüi) para que lo evites a toda costa.

Como más te quemas es dentro del agua, sin la protección adecuada.

¿Por qué te quemas más dentro del agua?

Primero, porque al estar mojada no notas tanto el calor que te abrasa cuando estás en la arena o en el césped de la piscina y permaneces más tiempo al sol.

Segundo, porque el agua refleja el sol y las gotitas que quedan sobre la piel hacen efecto lupa, pudiendo provocar quemaduras.

Los dermatólogos siempre nos animan a evitar tomar el sol dentro del agua. “Son superficies reflectantes el agua, la arena y la hierba”, alertan.

Además, ya leemos constantemente que el filtro solar hay que reaplicarlo cada, mínimo, dos horas. Porque has podido sudar mucho, porque te has podido frotar con la toalla o con la arena y, sobre todo, porque te has podido bañar.

“Cuando estés en el agua te tienes que proteger igual, o más, porque el agua refleja los rayos del sol, haciendo más peligroso el daño solar”

En contacto con el agua, el filtro de protección solar pierde efectividad. Ahora bien, también depende del filtro.

Existen dos conceptos para valorar esta cualidad, fíjate en lo que ponga en el envase de tu crema solar. Según la FDA americana, estándar que comparte el mercado español, un producto es resistente al agua o water resistant si mantiene su factor de protección en la piel tras dos inmersiones de 20 minutos, y es a prueba de agua o waterproof cuando la mantiene después de cuatro de 20 minutos.

Los filtros waterproof suelen ir en los solares destinados a usarse en deportes, sobre todo deportes acuáticos.

¿Y qué pasa con esa agua que solo se salpica cuando estás sobre tu hinchable, o a la orilla del mar o en la escalera de la piscina? Que también intercede en la rápida quemadura.

Seguro que de jovencita lo has hecho: tomar el sol al tiempo que vaporizabas agua por el cuerpo para resistir mejor el calor. Craso error.

No solo esas gotitas de agua tan refrescantes estaban haciendo efecto lupa, sino que se cargaban la posible protección que quedara sobre tu piel. Ya sabes que mojarse la piel implica re-aplicar el solar.

Nunca más. Si tienes calor, te bañas, te secas y te reaplicas el solar.

Ahora estarás pensando: “existen los solares resistentes al agua”. Sí, existen. Pero su protección no es eterna. Duran dos o cuatro inmersiones de veinte minutos, según sean resistentes o muy resistentes al agua, respectivamente.

Y, muy importante, si se supera ese tiempo hay que reaplicarlo. Y no confiarse: cuando la piel se moja, un SPF 50 se convierte en un 30. No es un cambio demasiado dramático, pero hay que saberlo.

Si, a pesar de todos estos consejos, ocurre el desastre, aquí te contamos qué hacer si te quemas.