¿Hay que cambiar las rutinas de entrenamiento cuando empieza el frío? • Guapísimas

Cuando hace calor, porque hace calor y cuando hace frío, porque hace frío. Si nos cuesta entrenar, siempre hay una excusa que sale al quite. Hoy escuchamos a los expertos para desmontar argumentos perezosos.

Nos adentramos poco a poco en las estaciones más frías. Habrá días absolutamente heladores y hay que estar preparado. Debes saber que, entrenes indoor o al aire libre, la temperatura puede hacer tambalear tu motivación, así que es importante argumentar y argumentar bien los beneficios de seguir entrenando en invierno.

Nos cuentan desde Reto 48 que el frio obliga al cuerpo a mantener su temperatura estable -ya que somos animales de sangre caliente- y que, para ello, se precisa una mayor quema de calorías. Sin embargo, las temperaturas bajas también nos invitan a consumir alimentos y platos más nutritivos, a menudo más calóricos.

El frio obliga a nuestro organismo a quemar más calorías para mantener nuestra temperatura, algo debido en mayor medida a la constricción arterial periférica, responsable de la palidez que nos provocan las bajas temperaturas al enviar el organismo toda la sangre posible al interior del cuerpo como mecanismo de protección de los órganos vitales. Para entrar en calor, el organismo precisa de una mayor inversión calórica, que se mantiene alta durante el entrenamiento para estabilizarla”

Motivos y formas de no abandonar el entrenamiento en invierno:

  1. Entrenar en invierno ayuda a reforzar el sistema inmunológico, aumenta la capacidad cardiaca y mejora de manera global nuestro estado de ánimo.
  2. Mejora la circulación periférica, que se ve ralentizada de manera natural con las bajas temperaturas, y vemos a simple vista en forma de palidez y sequedad en la piel por la menor cantidad de riego y por tanto, de oxígeno y nutrientes.
  3. La hidratación sigue siendo básica para ofrecer al organismo un reservorio hídrico óptimo durante el entrenamiento, aunque el frío suele confundir a la sed y solemos beber menos con frío, por lo que deberemos beber suficientes líquidos (agua o zumos naturales) las horas previas.
  4. Los estiramientos deben siguen siendo prioritarios con frio, tanto antes como después del entrenamiento, ya que las bajas temperaturas tienden a contraer las fibras musculares, y por tanto, no hacerlos acarrea mayor riesgo de lesiones.
  5. La ducha e higiene tras el entrenamiento en invierno no debe hacerse con agua muy caliente sino templada, ya que, a pesar de la relajación y efecto sedativo que ofrece a la musculatura, ralentiza su correcto enfriamiento progresivo y favorece la deshidratación de la piel y la posible rotura de capilares epidérmicos.