¿El estrés hace que adelgaces o que engordes? • Guapísimas

Seguro que es una duda que te ha asaltado mil veces. Por qué algunas personas, en épocas de estrés, se quedan en el chasis y, sin embargo, otras ganas dos tallas sin darse casi ni cuenta.

La respuesta podría simplificarse en: si el estrés te cierra el estómago, como se dice coloquialmente, adelgazas porque comes menos y, si te hace lanzarte a la nevera para intentar calmarse, engordas porque comes más.

Pues bien, sí pero no. Los expertos en dietética y nutrición humana y los entrenadores se encuentran ante esta habitual duda y saben que la respuesta es algo compleja y relativa.

Así lo afirma en su cuenta de Instagram Ismael Galancho Reina, Diplomado en Educación física, Técnico superior en Dietética, docente y autor del libro Réquiem por una pirámide (Círculo Rojo SL, 2020), entre otros.

“Cuando estamos estresados (estrés psicológico) se activa una respuesta en el organismo que moviliza las reservas de energía con el fin de responder a una situación de amenaza”, argumenta. Lo que podría explicar la pérdida de peso momentánea.

Pero especifica que una observación que sorprende es la diversidad de cambios metabólicos que pueden ocurrir en respuesta al estrés. Son estos:

  1. Por un lado, parece ser que el estrés intenso y agudo se asocia comúnmente con hipofagia, es decir, con una disminución del apetito y una reducción en la ganancia de peso corporal. La activación del eje hipotálamo-pituitario-adrenal, la liberación de la hormona liberadora de corticotropina (CRH) y el aumento de catecolaminas como la adrenalina parecen explicar estos efectos de disminución del hambre del estrés agudo.
  2. Por otra parte, el estrés crónico puede conducir al efecto contrario, es decir, provoca un aumento de la ingesta de alimentos (especialmente agradables al paladar como los ultraprocesados) y, por tanto, lleva a un aumento de peso, además de favorecer la aparición de alteraciones metabólicas.

En el cortisol está la respuesta

Cuando nos hemos acercado al tema de estrés y kilos de más, la mayoría de los dietistas nutricionistas nos han ayudado a entender que el estrés suele ser un factor común a las personas obesas a las que cuesta mucho perder grasa.

“Estos efectos obesogénicos del estrés crónico parece que se deben principalmente a la liberación crónica de glucocorticoides como el cortisol (pudiendo inducir resistencia a los mismos)”, apunta Galancho, que aclara dónde está realmente el dato curioso de la relación estrés-ganancia de peso:

“El aumento de tejido adiposo visceral concomitante que se da en el estrés crónico parece aumentar la cantidad de receptores alpha-adrenérgicos que inducen la lipogénesis (formación de triglicéridos) en contra del receptor beta-adrenérgico. Además estos receptores van a variar en función de la fisiología del tejido adiposo, siendo que sujetos con obesidad serán más propensos a la lipogénesis”.

Con un vocabulario no tan técnico, sostiene la misma idea Victoria Lozada, dietista-nutricionista, con Máster en Trastornos de la Conducta Alimentaria y la Obesidad, autora de, entre otros libros, Por qué comes como comes (Plataforma Editorial, 2020): “El estrés genera acumulación de grasa visceral. También en delgados”, sugiere. A lo que añade otro condicionante, exclusivo de los gordos que tienen que vivir en una sociedad que los desprecia: “Experimentar estigma de peso causa estrés, condición que sube el cortisol, hormona que interfiere al intentar bajar de peso”.

Además, nos cuenta la experta en TCAs, está demostrado que el estigma del peso –y que te llamen enfermo- puede alterar tu carga alostática, tu estrés, tus niveles de inflamación interna más que el propio exceso de peso. Es decir, una bola de nieve cada vez mayor que puede aplastarte por el círculo vicioso estrés-ganancia de peso-estigma-estrés.

Desembocar en un TCA

El trastorno por atracón, que está en la base del problema de peso por el cual muchas mujeres cronifican su obesidad, tiene que ver también con el estrés. Aunque no es el único desencadenante, es uno muy habitual.

Vivir el día a día con un estrés emocional alto y pasar mucho tiempo solo es algo que ocurre a muchas mujeres que se ocupan de los cuidados de hijos, padres, con un estrés emocional sostenido por la carga diaria.

En su caso, el trastorno por atracón se desarrolla, entre otras cosas, porque no saben lidiar con las emociones negativas del día a día sin recurrir a la comida.

Es su único recurso de alivio, el más accesible”, explica Verónica Sarriá, psicóloga máster en Trastornos de la Conducta Alimentaria y Obesidad, directora del centro Napa Psicología en Madrid.

Conclusión: Como afirma Ismael Galancho, aunque la respuesta al estrés agudo contribuya a perder peso, mantener un estrés crónico hará todo lo contrario. Es por este motivo que el estrés es uno de los principales factores que contribuye a la obesidad.

No lo olvides: un correcto manejo del estrés es uno de los buenos hábitos que propugna la OMS. Interfiere en la ganancia de peso y en muchos otros factores de riesgo para enfermar.