La luz del móvil envejece y tú no te estás dando cuenta • Guapísimas
Los daños de la luz azul en la piel
La piel considera la luz azul una agresión - FOTO: Maliha Mannan en Unsplash

La luz del móvil envejece y tú no te estás dando cuenta

Seis horas diarias frente a pantallas provocan un daño silencioso en forma de envejecimiento acelerado

Vivimos preocupados del calendario, pensando que el paso del tiempo es implacable con el aspecto de nuestra piel, sin caer en la cuenta de que el 80% el envejecimiento cutáneo se debe a agresiones externas.

Deja de pensar en el envejecimiento cronológico y fíjate más en el estrés endógeno y las fuentes de estrés oxidativo. Es la suma acumulativa de daños que vienen de fuera lo que asfixia tu piel y genera un daño silencioso. Argumentan los expertos de Germaine de Capuccini que, “aunque en un primer momento permanece silencioso, con el paso de los años se revela en forma de arrugas, manchas pigmentarias, pérdida de firmeza, elasticidad”.

Dentro de las agresiones ambientales que dañan la piel, siempre hemos hablado del sol, el tabaco, incluso de la polución. Ahora se suma a todo ello la dependencia de los dispositivos electrónicos, la luz azul que emiten pantallas de móvil, tablet, etc. es un enemigo silencioso que apaga, debilita y daña la piel minuto a minuto, sumando años a nuestro rostro sin que seamos conscientes de ello.

LA LUZ AZUL ARTIFICIAL

No hablamos de la luz azul natural que regula nuestros ritmos circadianos, sino de la artificial, la radiación HEV, la que emiten nuestros dispositivos digitales (la pantalla digital de tu television, ordenador, tablet o móvil).

Omnipresente en nuestra nueva forma de comunicarnos, ya se sabía que la luz azul era perjudicial para nuestros ojos. Ahora se ha demostrado que también es nefasta para nuestra piel.

“La luz gamma no es tan dañina como la luz ultravioleta del sol, pero es un problema por las horas que pasamos frente a pantallas. Esta luz está cargada de radicales libres, a lo que se suma  el campo electrostático que se forma alrededor y que rompe el equilibrio de la piel”.

(Pedro Catalá, fundador de Twelve Beauty y doctor en farmacia)

UNA FORMA DE ESTRÉS OXIDATIVO

Conocemos los efectos negativos del sol, de la contaminación, del tabaco o del estrés sobre el envejecimiento cutáneo. Sin embargo, ahora empieza a conocerse el daño que provoca la luz azul de los dispositivos digitales.

Este tipo de daño, que se considera igualmente polución aunque no salga de una chimenea o de un tubo de escape, actúa sobre todo a tres niveles:

  1. Debilitando la función barrera, lo cual facilita la entrada de contaminantes
  2. Acumulando toxinas, que provocan daño en la matriz extracelular y favorecen la generación de radicales libres
  3. Reduciendo los niveles de vitamina E y C y disminuyendo el aporte de oxígeno a los tejidos, lo que se traduce en un rostro apagado

Las longitudes de onda emitidas por la luz azul pueden penetrar la epidermis igual que las radiaciones UV y provocar un estrés oxidativo a nivel de las células cutáneas. La oxidación y la formación de los radicales libres destruyen las membranas celulares, degradan la matriz extracelular de la dermis generando un endurecimiento de sus fibras de sostén, inhiben la producción de nuevo colágeno y esto acaba por extensión en la formación de arrugas.

“La contaminación ambiental se deposita en nuestra piel generando radicales libres, sequedad, alergias y reacciones que debilitan el equilibrio natural de una piel sana. También es fuente de contaminación ambiental la luz azul (HEV) emitida por pantallas y provoca foto-envejecimiento, oxidación, debilitación de la barrera cutánea e hiperpigmentación”.

(Myriam Yébenes)

Resumiento, la constante exposición a la luz azul de los dispositivos digitales hace que la tez se vuelva más apagada, menos homogénea, que aparezcan rojeces y se generen hiperpigmentaciones incluso en fototipos altos (de III a VI).

¡NOVEDAD! ALTERACIÓN DE LA MICROBIOTA

La firma Natura Bissé alerta de algo en lo que casi nadie se había parado hasta ahora: La principal afectada por los efectos negativos de la contaminación es la barrera cutánea, la capa superficial de la epidermis (estrato córneo), que es la primera línea de defensa de la piel frente a las agresiones externas.

Ante la luz azul (entre otras formas de polución), la piel se debilita y pierde su capacidad natural para defenderse, con lo que puede presentar distintas alteraciones: aumentan los procesos inflamatorios, la sensibilidad y las irritaciones.

El desequilibrio de la microbiota también afecta a los lípidos de la piel, que son cruciales para su función barrera.

AYUDAS CONTRA LA LUZ AZUL

Básicamente, la cosmética que desde hace poco se vende para ir contra los daños de la luz azul se basa en la protección y antioxidación. Por un lado, crea como un escudo protector frente a las pantallas a las que estamos constantemente expuestas (ordenadores, móviles, etc.), permitiendo que las células se regeneren para revelar un rostro joven y radiante.

Pero no solo se centran en hacer un escudo en la superficie sino también a nivel celular, reforzando la piel para cuando sufra el ataque y ayudándola a deshacerse de los daños recibidos.

En la práctica, los productos anti-polución azul son brumas con las que vaporizar el rostro durante la jornada que protegen de la radiación, sueros que aportan antioxidantes, contornos de ojos que ayudan a combatir el daño periocular y, como “extra”, una buena limpieza.

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