En cuanto el termómetro empieza a dispararse, hay personas a las que la ojera se le torna violeta. Entre las jornadas intensivas y las noches en semi-vela por culpa del calor, no se puede decir que el verano sea un momento de descanso.
Al llegar las vacaciones, la cosa cambia. No hay prisa por despertar, se puede echar la siesta perfecta… aunque trasnochar (y tomar copas), tampoco es que ayude a descansar. Hablaremos después de eso.
Decíamos que el verano es la época del año en la que peor se descansa. Bien lo saben los expertos en sueño, que lo achacan a las altas temperaturas que provocan un exceso de sudoración que no permite conciliar y te hace despertar muchas veces durante la noche. Es decir, impide un buen descanso y un sueño reparador.
A veces el calor es insoportable y pasan por tu mente ideas como acostarse con la cabeza mojada, que no son siempre buena idea.
La buena noticia es que para alcanzar un sueño óptimo en los meses de más calor, hay una serie de cosas que puedes hacer.
Te preocupe o no el exceso de peso, que sepas que si pretendes seguir una dieta para adelgazar, el sueño es más importante de lo que crees. Dormir mal impide la pérdida de peso.
Ahora sepamos por qué se duerme peor en verano y cómo arreglarlo. Gregorio Mora, coach del sueño de HOGO, ha elaborado una sencilla guía:
1. Ropa de cama de fibras naturales
Los materiales naturales ayudan a una mayor transpiración, permitiendo, en consecuencia, una mejor oxigenación del cuerpo y remitiendo la sensación de calor. Parece ser que el polyester y otras fibras plásticas hacen que el calor se condense en la cama y se sude más.
2. Ventilar antes de acostarse
Con ello se busca eliminar la condensación debido al calor, así como la humedad. El mejor momento para hacerlo es cuando se pasa del día a la noche y las temperaturas bajan ligeramente (en torno a las 11 de la noche).
3. Por el día, persianas bajadas
Sobre todo, entre las 13 y las 17 horas. Esto ayuda a mantener la casa fresca y a que no se caldeen las habitaciones.
4. Ducharse con agua templada antes de dormir
Templada, no fría. Si lo haces con agua fría, esta actúa como terapia de choque frente al organismo y, en consecuencia, el cuerpo comienza a generar calor para equilibrar la temperatura corporal. Con agua templada, al salir el cuerpo no tiene sensación de calor, ni de frío, manteniendo su temperatura habitual.
5. En la mesilla, agua (pero no luz)
Con el calor se seca la garganta. Si tienes sed, bebe agua pero hazlo a oscuras. Si enciendes se detiene la producción de la melatonina (hormona encargada de regular el ciclo del sueño) y el cuerpo debe de comenzar desde cero el proceso del descanso.
6. No bebas mucho
Durante las tres horas previas a acostarte, tratar de no beber mucha agua o será inevitable despertarse en medio de la noche para acudir al baño.
7. Aire acondicionado: ¿sí o no?
Dicen que la temperatura ideal en el dormitorio durante las horas de sueño es de 20 grados. Y aunque no es recomendable dormir con el aire acondicionado, en todo caso no debe utilizarse con temperaturas excesivas.
8. Si bebes, no descansas
Aunque parezca que el alcohol provoca somnolencia, lo que hace es crear un sueño “hipnótico” que no permite que se alcance la segunda fase del sueño profundo. Por lo tanto, si se bebe mucho no se descansa. Por otro lado, las salidas nocturnas no benefician nada a la piel, y no solo por dormir menos.
9. Cena poco y pronto
Evitar las cenas copiosas es clave para poder descansar de manera óptima. Realizar cenas ligeras y frescas, siempre tres horas antes de irse a dormir, facilitará la entrada del sueño. Si se le facilita la digestión, el cuerpo puede centrarse en alcanzar el sueño.
10. Ejercicio, mejor más temprano
No se recomienda practicar deporte tres horas antes de acostarse si se quiere alcanzar el sueño de forma rápida y óptima. El ejercicio aumenta la temperatura corporal, la frecuencia cardiaca y eleva la adrenalina, por lo que no permitirá al cuerpo prepararse de forma correcta para dormir.
Mora aporta un último punto de vista: lo más importante para descansar bien es mentalizarse de lo que vas a hacer al acostarte, que es –ni más ni menos- dormir.
Para ello, anima a apagar dispositivos electrónicos e ir disminuyendo, poco a poco, la actividad del cerebro antes de meterse en la cama. No pierdas de vista que el estrés es de los peores enemigos del descanso. Durante este tiempo que hemos estado confinados, ya lo hemos comprobado en forma de insomnio y pesadillas.