Cómo lidiar con las ganas de picoteo mientras teletrabajas • Guapísimas

Muchos llevamos casi un año de teletrabajo, algo que vino de imprevisto y a lo que cuesta adaptarse. Acostumbrados a comer a nuestras horas -llevando, quizá, algún tentempié para la oficina-, nos hemos encontrado durante meses con doce horas diarias trabajando a pocos metros de la nevera.

Esto, sumado al momento de estrés físico y psicológico que estamos viviendo, ha provocado que muchas personas desorden su forma de comer con un claro denominador común: el picoteo constante. Insano, para mayor problema.

Hemos recurrido a un experto nutricionista para que nos ayude a poner un poco de sentido común a esto de comer sin parar mientras teletrabajas, que nos ha dado sus siete mejores ideas. Atenta:

¿Es hambre o ganas de comer?

“Cuando las ganas asaltan, lo más importante es saber detectar si quieres picar algo porque tienes hambre fisiológica o hambre emocional”, señala Guillermo V. Rodríguez, Nutricionista, Personal Eating Trainer, creador de @personaleaty y Vicedecano del Colegio de Nutricionistas de Madrid.

Recordamos, para los que no están al día de estos conceptos, la definición de ambas:

El hambre física es una sensación de vacío en el estómago que puede ser más o menos intensa en función de la hora del día o de la cantidad que hayas comido en la comida anterior, llega gradualmente y puede sostenerse sin mucha incomodidad. El hambre física se satisface con cualquier alimento que, una vez comido, te deja saciado, pudiendo dejar de comer sin esfuerzo.

Por su parte, el hambre emocional puede llegar incluso cuando el estómago está lleno. Se presenta cuando sentimos una emoción (aburrimiento, tristeza, estrés, soledad, rabia, angustia…) que, inconscientemente, nos empuja a comer para entretenerse o que esa emoción que nos desagrada desaparezca, que se tape. No se satisface con cualquier alimento, sino que busca alimentos altamente palatables (muy dulces, muy salados, altos en hidratos de carbono, etc). El hambre emocional no siempre se calma después de comer.

Dicho esto, retomamos el consejo de Rodríguez.

Organización y anticipación

Si crees que vas mucho a la nevera por hambre física, quizá te hace falta organizarte mejor y marcar bien los horarios. Primero, para no ceder a la improvisación y porque, además, la base de una buena nutrición es respetar los horarios. Hay que hacer un desayuno, una media mañana, una comida, una merienda y una cena. Si no te saltas esos tentempiés, sabrás que no se trata de hambre física”.

Hasta aquí, todo bien. Si eres organizado y te planeas tus comidas completas y tus meriendas a mediodía y media tarde, será difícil que te asalte el deseo de lanzarte a la nevera. Ahora bien, como señala el experto, el hambre emocional no se puede prever.

“De pronto, ocurre. Quieres comerte a los niños empanados. Llegado ese momento, hay que ser realista. No valen de nada esos consejos de pararse a hacer respiraciones profundas o marcarte diez sentadillas”, alerta.

Hay que ser consciente del difícil momento que estamos viviendo, con muchas emociones que están al límite: estrés, ansiedad, miedo, incertidumbre y mucho agobio por trabajar en casa, teniendo muchas veces que compaginar el trabajo con las tareas domésticas, la atención a los niños o a los padres, sin horarios marcados, descansando mal, etc.

“Cuando llega ese momento en que abrirías la nevera y te pondrías a devorar, una vez más, ser organizado juega a tu favor”, recomienda el nutricionista. Es decir, que cuando llega el hambre emocional, lo mejor es… comer. Así de simple. Eso sí, para que sea sostenible y no te haga sentir peor aún, lo ideal es hacer picoteos saludables. Y tenerlos previstos en casa. Listos para echar mano de ellos.

Dulce, salado, líquido, sólido, cremoso, crujiente… pero saludable

Por ejemplo, Guillermo propone tener siempre a mano fruta de temporada. Alguna vez hemos señalado que, si tienes en la nevera fruta ya pelada y cortada, lista para comer, será más fácil que recurras a ella en un momento de impulsividad. Señala Rodríguez la importancia de que la fruta sea apetecible.

También puedes recurrir a los frutos secos. “Ojo, un puñadito”, advierte, “no te lleves la bolsa al ordenador y te tires toda la videoconferencia picando. Un truco es poner la cantidad adecuada en un cuenco, cerrar de nuevo la bolsa y guardarla”.

Un yogur con semillas a modo de topping puede ser también un buen tentempié, nos cuenta el impulsor de la digitalización del hambre. “El toque crujiente lo hace muy apetecible”, declara.

Si quieres ir un poco más allá, el bocadillo también se contempla. Ahora bien, este tipo de bocadillo: “Con buen pan y embutido de calidad, tipo jamón serrano…”, sugiere, y apunta: “Está buenísimo y, además, te recordará a cuando de pequeño salías a jugar al parque después del colegio. Maravilla”.

Este apunte emotivo que hace el experto demuestra que el hambre emocional no siempre es algo negativo. Que en un momento de desasosiego elijas algo que te devuelva a un momento feliz de tu vida puede ayudarte a salir del bucle negativo y, por ello, no solo no hay que huir de esa solución, sino que puede ser bueno buscarla de la forma más consciente posible.

Eso sí, para que este hambre emocional no te lleve a vivir otro mal momento (de culpa, insatisfacción, malestar incluso físico…) hay que saber lidiar con él y evitar que te lance a elegir opciones poco saludables que no ayudan nada, además, a controlar bien el hambre. Ya hemos hablado en otras ocasiones que caer en los dulces, las chuches o en productos a base de harinas y aceites refinados provocan picos de glucosa que hacen que comas más, peor, y te sacies menos.

Pero volvamos a la batería de consejos expertos:

Un gran tentempié para tener a mano son las crudités y las legumbres. “Y te preguntarás: ¿legumbres? ¿legumbres de qué? Pues, por ejemplo, hummus de garbanzos o crema de remolacha y p’alante. Puedes dippear zanahoria cruda, pimiento crudo, apio, pepinillos…”. La verdura cruda es una bomba antioxidante que además sacia mucho y aporta fibra a tope.

Otro tentempié: “Un batido de un lácteo con una pieza de fruta”, sugiere. Mejor si la fruta es de temporada y la leche, entera, sugiere el experto.

El nutricionista, que se dio a conocer en redes con la expresión “Comiendo se entiende la gente” (que es como se llamaba su blog), no se resiste a dar una opción foodie de picoteo:

En un plato, pon unos higos, unas nueces y unos trozos de queso Roquefort. Eso sí, reserva esta opción para cuando estés en casa porque si haces este batiburrillo en la oficina… (risas)”.

Con todos estos tips, queda claro que solo hace falta que pongas una cosa de tu parte: organización. Anticípate a los momentos de hambre emocional (o física) y ten a mano todas estas ideas o, al menos, las que más te gusten, para que sea un verdadero win-win. “Tener diferentes opciones contempladas -dulces, saladas, cremosas, crujientes, frías, masticadas, bebidas…- facilita que ese momento de picoteo sea agradable, saludable y no la líes parda”, concluye Guillermo Rodríguez.