Exfolia sin irritar, activa la circulación, mejora la celulitis, aporta energía y dispara las endorfinas
Hay días en que levantarse diez minutos antes, realmente compensa. Sobre todo si ese tiempo extra se dedica a uno mismo. Concebido como un rato de mindfulness mientras se cepilla el cuerpo, los minutos dedicados al dry brushing se pueden convertir en la mejor manera de empezar el día con la mente relajada (y la energía a tope), al tiempo que se suaviza la piel y se activa la circulación.
El cepillado corporal -en seco o en húmedo- es un ritual de belleza basado en una técnica milenaria que hoy vive un revival por obra y gracia de Internet. Si, como yo, has caído alguna vez en el blog Goop de la actriz (y adicta a la belleza) Gwyneth Paltrow, ya te sonará que no deberías tomarte el cepillado corporal como algo que harás cada mil años para exfoliar tu piel en profundidad. Sobre todo, porque es todo lo contrario.
Actualmente, se considera el cepillado corporal un buen hábito a incorporar en la ducha diaria porque te libra de las células muertas, mejorando y mucho el aspecto de tu piel. Pero no solo eso.
Su origen como forma de limpieza se sitúa en el saber milenario del Ayurveda. En el tratamiento original se usaban guantes de seda y actualmente se hace con un cepillo o guante de fibras naturales como el bambú, el cáñamo o las cerdas de cactus.
Los movimientos y la intención del cepillado en seco se basan en el tradicional masaje ayurvédico conocido como Aka Garshana, que se practica hace cientos de años en la medicina india y se defiende como una técnica que pretende exfoliar y liberar toxinas. Lo de las toxinas, vamos a dejarlo estar.
Si bien es cierto que la piel es uno de los órganos que se encargan de excretar (como el hígado, el colon o el riñón), tampoco se espera que con un simple cepillado se pueda hacer una purificación profunda –y, probablemente, innecesaria- del organismo en su totalidad. Así que tampoco fliparsen.
El objetivo de cepillar el cuerpo a diario es conseguir una piel más suave y activar la circulación. Si se hace concentrándose en la respiración, puede convertirse en un rato de mindfulness sin necesidad de sentarse a meditar.
Decíamos que te pone la pila y es justo por eso que se recomienda por la mañana.
Expertos en tratamientos ayurvédicos aclaran que el cepillado corporal se puede hacer sobre la piel seca y después aplicar aceite corporal, pero también inmediatamente después de un masaje con aceite.
Una tercera opción es en húmedo, mientras te duchas con gel o jabón.
En tiendas especializadas venden cepillos especiales. Las cerdas son más o menos suaves, dependiendo de si se va a usar en seco o en húmedo.
Las cerdas son naturales y firmes porque pretenden activar la circulación y ponerte las pilas cada mañana.
El cepillo más útil es el desmontable, con mango largo para poder llegar a la espalda y una cinta de sujeción en la parte corta para que pueda adaptarse bien a la mano y controlar los movimientos del masaje.
El cepillado debe ser diario, como la ducha, y durar entre 3 y 5 minutos.
“Cepillar el cuerpo en seco requiere un esfuerzo, así que lo óptimo para perezosas es recurrir al cepillo que se usa en húmedo, dentro de la ducha” (Andrea Martínez, dueña de la tienda Made in Tribe)
Cepillar de forma consciente mientras controlas la respiración, puede ayudarte a reconectar. Si habitualmente meditas en la atención plena para entrenar la relajación, puedes potenciar la práctica gracias a esta rutina de belleza. El cepillado suave y rítmico, así como el contacto con el agua, ayudan a regular el sistema nervioso, reduciendo el estrés, gracias al efecto calmante que consigue a nivel mental.
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