Eligiendo un buen sujetador deportivo, que absorba el movimiento y evite el roce
Siempre que haces ejercicio, sometes a tu pecho a un continuo movimiento. Da igual el deporte o la actividad. Ese movimiento puede ser fatal para el pecho si no se lleva un sujetador adecuado. Sea grande, mediano o pequeño tu pecho.
El exceso de movimiento es el culpable de que el pecho se descuelgue, entre otras cosas.
¿Por qué es malo que el pecho se mueva durante el ejercicio? Expertos de la marca Shock Absorber (firma especializada en sujetadores deportivos), que lo tienen muy analizado en diversos estudios realizados en colaboración con el Departamento de investigación y estudios de la Universidad de Portsmouth (Reino Unido), lo describen así:
Ese movimiento es una oscilación en forma del símbolo del infinito (como un 8 puesto en horizontal) y se produce por igual sea cual sea tu talla. El pecho se puede llegar a mover desde cuatro centímetros si usas una copa A hasta catorce si tu copa es la G”.
Se trata de una zona muy frágil, en la que no hay músculo y sus únicas sujeciones son la piel y los ligamentos de Cooper. La anatomía de estos ligamentos se asemeja a unas gomas del pelo elásticas. Una vez que se han estirado en varias ocasiones, pierden su elasticidad para siempre.
Esto quiere decir que, si con el movimiento y la falta de sujeción ante él, ceden poco a poco en cada entrenamiento, finalmente el pecho se caerá y lo hará de manera definitiva.
Pese a que este riesgo es tan fácil de entender, parece que las mujeres no lo tenemos en cuenta. Según los estudios mencionados, un 44% de las mujeres que realiza ejercicio de forma habitual no utiliza sujetador de deporte y hasta un 72% asegura tener molestias en esta zona mientras lo practica.
Con el sujetador equivocado, los pezones pueden sufrir fricción durante el ejercicio, en el área de debajo del pecho puede molestar la sudoración y el calor excesivo, los tirantes finos pueden hundirse en los hombros y los cierres traseros pueden molestar en la espalda durante los entrenamientos de suelo, llegando incluso a dificultad la correcta respiración.
Muchos entrenadores sostienen que llevar un sujetador deportivo adecuado es igual de importante que elegir bien las zapatillas. Ambos factores pueden incrementar el rendimiento deportivo y a la mujer puede otorgarle la confianza necesaria para sacar el máximo rendimiento a cada entrenamiento.
Si lo que más te preocupa es que el pecho se pueda caer de tanto moverse al hacer ejercicio, busca un sujetador deportivo que absorba el movimiento.
La marca mencionada arriba tiene unos capaces de reducir el movimiento hasta en un 78%, más del doble que un sujetador tradicional y tienen un control de rebote mayor del 54% (datos avalados por estudios realizados en el Departamento de investigación y estudios de la Universidad de Portsmouth (Reino Unido).
Tanto los sujetadores de uso diario como los deportivos, serán mejores o peores para conservar joven el pecho y evitar lesiones, en función de lo bien que hayas elegido la talla.
Para dar con la talla, hay que medir el contorno de la espalda (medida por debajo del pecho), el tamaño de la copa (medida sobre el pecho). Eso te dará un número y una letra.
Pero además, para saber si estás acertando con la talla debes tener en cuenta tres factores:
En general, las tallas pequeñas (hasta la 90) deben elegir sujetadores de recogimiento, que se adapten a la forma del cuerpo y las grandes (a partir de la 95), tener más en cuenta la adaptación de la mama
A la hora de elegir un sujetador, fíjate en el nivel de intensidad del deporte o disciplina que vas a practicar. Por ejemplo, un sujetador para una intensidad media-baja como la del yoga, Pilates o Body Balance, debe ser cómodo y muy flexible, con un mínimo de sujeción.
Si la intensidad es media (caminar, hacer marcha nórdica, patinar…), debe ser de tejido transpirable y proporcionar la sujeción adecuada pero sin condicionar la libertad de movimiento.
Si realizas un ejercicio más intenso, como crossfit, running, HIIT o baile, la espalda debe ser cruzada y la copa debe cubrir todo el pecho, siempre sin oprimir.
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