¿Cuándo uso desodorante y cuándo antitranspirante? • Guapísimas

Cuando el calor llega a todas las ciudades, nos guste o no, comenzamos a sudar más. Lo que puede parecer molesto e incómodo es una función vital fundamental.

No todos saben que, si no sudáramos, nuestro cuerpo no podría funcionar bien. Ahora bien, a veces, la transpiración es un problema y es importante saber cómo atajarlo.

La transpiración es una función natural del cuerpo que aparece porque sube nuestra temperatura por el ejercicio físico o el calor que hace.

Ante esta situación, nuestro cerebro envía señales a las glándulas sudoríparas para que empiecen a sudar, de forma que se enfríe el cuerpo y se mantenga equilibrada la temperatura. Esta reacción se conoce como termorregulación.

Cuando el sudor se evapora, la temperatura baja y el cuerpo se enfría. La transpiración también puede deberse a cambios hormonales o momentos de tensión (la producción de adrenalina puede hacernos sudar con independencia del aumento de la temperatura corporal).

En tu mano puede estar que el sudor sea más o menos molesto en tu día a día.

La mayoría de nosotros usa cada día un desodorante o un antitranspirante. Ambos ayudan a controlar la transpiración y el olor corporal y su uso tras la ducha es casi obligatorio, mucho más cuando suben las temperaturas.

¿Sabías que… el estrés por carga de trabajo es la situación que provoca un mayor aumento de la sudoración? La segunda es hablar en público, en tercer lugar se sitúan las entrevistas y reuniones de trabajo.

Ahora bien, ¿qué bondades ofrece uno y otro?

Primero, una breve explicación de por qué se necesita el desodorante:

  • Las axilas se encuentran entre las regiones cutáneas con características fisiológicas específicas, con un pH 6,5 (por encima del de otras zonas de la piel)
  • Además, en las axilas tenemos alrededor de cincuenta mil glándulas sudoríparas
  • La transpiración humana es en gran medida inodora hasta que es fermentada por las bacterias
  • Y son los desodorantes los que trabajan combatiendo esta situación

¿CUÁNDO USAR DESODORANTE?

Los desodorantes son cosméticos en spray, barra o crema con ingredientes que neutralizan el olor corporal, pero no controlan los niveles de sudoración.

Los antitranspirantes, por su parte, controlan el sudor y el olor corporal, regulando la sudoración que llega a la superficie de la piel y reduciendo el número de bacterias que causan el mal olor.

En los desodorantes se utilizan diversos principios activos (antisépticos, perfumes, antitranspirantes) y combinaciones de los mismos. Desde el punto de vista médico, tiene sentido combinar antisépticos y antitranspirantes con un valor pH fisiológico, es decir ácido.

¿CUÁNDO ELEGIR ANTITRANSPIRANTE?

Aquellas personas que transpiran muchísimo o realizan una gran actividad física, tienen en un antitranspirante un gran aliado. Así opinan los expertos:

“En algunas personas susceptibles, la sudoración puede llegar a provocar fobia social. Sin embargo, aunque en la mayoría de los casos la sudoración no comporta un problema de salud, existen motivos sociales y estéticos que apoyan el uso de productos antitranspirantes para combatirla” (Dr. Ramón Grimalt, dermatólogo, profesor de dermatología de la Universidad de Barcelona y coordinador de dermatología de la Universidad Internacional de Catalunya).

OJO CON LAS PIELES SENSIBLES

En general, la piel de las axilas es muy sensible, susceptible a los eccemas y propensa a las manchas. Por eso, si no es necesario, mejor no usar antitranspirante. ¿Por qué?

Desde Eucerín nos explican: Además de la eficacia, para un desodorante o antitranspirante es decisiva su tolerancia cutánea.

Ello es especialmente importante en personas con piel sensible (intolerancias a los desodorantes convencionales, alcohólicos o perfumados) o previamente dañada (psoriasis, dermatitis atópica), donde la piel tiende a la formación de eccemas de contacto debido al debilitamiento de su función barrera.

Este efecto se refuerza especialmente en caso de componentes como el alcohol. Los médicos recomiendan evitar los alcoholes y perfumes en los desodorantes.

LA MALA FAMA DEL ANTI-TRANSPIRANTE

En la locura quimicofóbica que existe en una parte de los aficionados a la cosmética, uno de los primeros productos que quisieron mandar a la lista negra fueron los antitranspirantes.

Una creencia (malinterpretada y rayante en la leyenda urbana) quiso relacionar los desodorantes anti-transpirantes con la formación de quistes en las axilas, incluso con cánceres de mama.

Consultando a los expertos, concluimos que, más que ante un problema de salud, estaríamos ante un dilema entre eficacia y respeto de la fisiología cutánea.

Como explican desde La Roche Posay, “en gran medida, la eficacia del desodorante proviene de la presencia de sales de aluminio antitranspirantes y de alcohol antibacteriano. El inconveniente es que los primeros frenan el flujo sudoral y pueden provocar reacciones de intolerancia y el alcohol, por su parte, puede originar incomodidad en las pieles más sensibles”.

Así que las sales de aluminio taponan la salida de las glándulas ecrinas. Pero ¿esto puede suponer un problema a largo plazo? Parece que no.

“La glándula tiene un sistema de secreción especial que, aunque se tapone, le permite regenerarse en unos días. Lo que sí puede producirse es irritación o eccema”, afirma la dermatóloga Aurora Guerra, profesora titular de Dermatología de la Universidad Complutense y Jefa de Sección de Dermatología del Hospital Universitario Doce de Octubre de Madrid.