Comida en cuarentena: Del búnker a la vinollamada • Guapísimas

La semana pasada invitamos a los directos “YomequedoencasaconGuapísimas” a Itziar Digón, una psicóloga y máster en Nutrición, experta en Mindful Eating o Nutrición Consciente.

Se trata de una disciplina que se basa en aplicar el Mindfulness o la Atención Plena a la alimentación.

Sostienen quienes la practican y enseñan que el objetivo es cambiar la relación que la persona tiene con la comida y con su cuerpo de manera permanente, con el fin de comer para vivir y no vivir para comer. En la práctica, enseña hábitos para aprender a comer estando en contacto con las sensaciones de hambre y saciedad y con las emociones. Está dirigido a quienes comen de forma compulsiva, de manera automática, con estrés.

Con ella quisimos analizar cómo ha sido la evolución de nuestra forma de comprar, cocinar y comer desde que se decretó el estado de alarma. Desde los primeros memes en los que las familias llenaban los carros en Mercadona, se comían todo en una semana encerrados y acababan como los gordos de Botero, hasta el hecho de que, gracias a las vinollamadas con amigos, haya gente brindando todos los días de la semana y varias veces al día.

Nadie mejor que una experta en Nutrición Consciente para analizar esta situación, entender qué nos ha pasado, qué es normal y qué podemos vigilar para que no se nos vaya de las manos.

Desde ya te adelantamos que no es casualidad que la primera semana agotáramos los estantes de papel higiénico y legumbres, que después nos pusiéramos a hacer pan y que ahora nos estemos planteando si toda esta situación nos va a obligar a aflojar un poco el botón del pantalón.

Fases que hemos pasado como “comedores” desde que se instauró el Estado de Alarma, según Itziar Digón:

FASE 1: TENGO MIEDO

Fue la primera fase y ocurrió justo al principio de que se decretara el Estado de Alarma. Te invadió la sensación de incertidumbre y vulnerabilidad -que probablemente te suene- y que te hizo reaccionar con protección y prudencia. Esta reacción se plasmó en cómo hiciste la compra esos días y qué tipo de platos cocinaste.

Compraste como si fueras a meterte en un búnker. Hiciste acopio de alimentos no perecederos como legumbres, pasta, arroz, conservas, productos congelados, patatas y frescos que durasen en el tiempo.

Volviste a cocinar platos de antes como guisos, platos de cuchara, legumbres…

Asimilar esta situación excepcional puede no resultar fácil; requiere su tiempo y genera desasosiego y estrés, llevándote a comer por ansiedad. Es totalmente normal. Tu atención está en todo lo que está pasando fuera y centrarte en organizar comidas saludables te resulta complicado.

FASE 2: ASUMO LA SITUACIÓN

Tras organizar nuevos espacios de trabajo, montar colegios caseros y en algunas casas hasta enfermerías, fuiste adaptándote a tus nuevas rutinas y ajustando los menús a las nuevas necesidades de tu hogar (en lo que antes te apañabas comiendo una ensalada, ahora tienes que pensar en cocinar para todos los miembros de tu familia).

Poco a poco, durante esta fase, fuiste entrando en un automatismo consciente. Siendo consciente de nuestras rutinas diarias. Hay pacientes que me están contando que vivir en esta rutina, sin el ahogo de su vida de antes, les ha proporcionado calma. Les da tranquilidad tener tiempo para cocinar y comer despacio y esto les está ayudando positivamente en su relación con la comida.

Pero los días pasan y el confinamiento empieza a pesar.

FASE 3: COMIENZA LA CUESTA ARRIBA

Podríamos decir que es donde nos encontramos en estos días. Los días se hacen largos, la rutina nos empieza a aburrir y la necesidad de ocio comienza a surgir. ¿Y cuál es el ocio más fácil y que está al alcance de la mano? Comer y beber.

Los datos de la lista de la compra lo demuestran. El consumo de snacks, aceitunas, anchoas, alcohol, harina y levadura han aumentado considerablemente. Tomamos aperitivos virtuales, hacemos “vinollamadas” y hemos convertido nuestras casa en pastelerías. ¡Hasta estamos aprendiendo a hacer pan!

Pero piensa en las consecuencias a medio y largo plazo. Comer así, ¿dónde te puede llevar?

FASE 4: ALIVIO

A medida que el confinamiento se vaya escalando y vayamos recuperando algunas de nuestras rutinas anteriores, la comida irá perdiendo este protagonismo generalizado que ha adquirido.

En estos momentos, tu relación con la comida es la suma de tu forma de comer previa al encierro más la forma de comer que estés generando en estas semanas.

De ahí la importancia de no perder tu conciencia y que seas consciente de todos tus comportamientos alimentarios, para bien o para mal.

FASE 5: APRENDIZAJE

Siempre, después de una crisis, se puede sacar un aprendizaje. ¿Qué he aprendido sobre mi “yo comedor” durante el confinamiento?

Esperemos que puedas obtener pronto tu respuesta.

Y recuerda, #estotambienpasara