¿Qué diferencia hay entre filtros solares físicos, químicos y biológicos? • Guapísimas

Cuando compras una crema solar, lo más importante en lo que te tienes que fijar es el factor de protección (que debe ser alto o muy alto y de amplio espectro, es decir, contra UVB, UVA, IR y luz visible).

Luego están aspectos como el formato (crema, spray, stick, etc) y la cosmeticidad. Hay quien quiere tacto seco y quien no puede vivir sin aceite.

Las opciones en este sentido son muy amplias y afectan al precio, incluso al rango de edad o género de la persona que lo va a usar. Pero no son más que preferencias de uso.

Lo que menos te debe importar, a no ser que tu piel sea muy sensible o intolerante, es qué tipo de filtro lleva una crema.

Existe un cacao mental importante en si son mejores los filtros minerales o los orgánicos.

Puede que a alguien le explote la cabeza cuando sepa que los conocidos como “orgánicos” también se llaman “químicos” y que los filtros físicos son los llamados minerales.

Comencemos por el comienzo. Existen dos formas de proteger la piel del sol mediante filtros solares. Pilar Alamillo, farmacéutica Máster en cosmética y dermofarmacia, responsable de selección de marcas y formación del personal en Skinfinity, una web con asesoramiento cosmético personalizado y profesionalizado que trae a España diferentes conceptos de belleza de distintas partes del mundo, explica fácil la diferencia entre ellos:

Los filtros inorgánicos, físicos o minerales

Antes se llamaban físicos y también se conocen como “minerales” son ideales para niños y pieles sensibles. Los más comunes son dióxido de titanio y óxido de zinc.

Cómo funcionan: Cuando la radiación UV incide sobre estas moléculas, absorben la energía ultravioleta, se producen una serie de cambios en sus electrones y liberan una radiación con menor longitud de onda (energía).

Lo mejor y lo peor: Son muy respetuosos con la piel y actúan creando una pantalla física. Pero, tras su aplicación, dejan la piel un poco blanquecina y, en general, son texturas más pesadas.

Los filtros orgánicos, químicos

Solían llamarse “químicos”, son moléculas de carbono, oxígeno e hidrógeno y hay una gran variedad: Avobenzona, Oxybenzona, Octocrylene, Tinosorb S, Tinosorb M.

Tienen mejor cosmeticidad, se extienden mejor y no dejan aspecto blanquecino.

Cómo funcionan: Cuando la radiación UV incide sobre ellos, la molécula absorbe la radiación UV y la transforma en calor. No son escudo físico, sino que actúan mediante reacción química.

Lo mejor y lo peor: No dejan marcas blancas y, por lo tanto, su aceptación cosmética es mejor. Aunque niños y pieles muy sensibles reaccionan a ellos y no deben usarlos.

Los filtros biológicos

Habría una tercera forma de filtro solar que, aunque no bloquea la acción de los rayos, hace su parte también en la protección de la piel.

Desde Cantabria Labs nos explican:

“Los filtros biológicos se encargan de ayudar a frenar la incidencia de la radiación solar en la piel, reduciendo su penetración y, por lo tanto, ayudando a frenar sus efectos nocivos.

La necesidad de tener este tipo de filtros es que la radiación solar, además de generar daño directo en nuestras células, también provoca la liberación de gran cantidad de radicales libres, los cuales, a su vez, reaccionan con diferentes estructuras de nuestro cuerpo alterándolas y generando daño.

Es aquí donde entran los filtros biológicos, que son sustancias reparadoras y antioxidantes para la piel, en su mayoría obtenidas de plantas. Se ha visto que su incorporación a los fotoprotectores aumenta la eficacia y la seguridad de estos, mejorando la protección antioxidante natural de nuestra piel y ayudando a reparar el daño solar.

Para que sean considerados filtros deben ser antioxidantes que hayan demostrado eficacia fotoprotectora. Entre los más conocidos, con eficacia fotoprotectora demostrada, encontramos el Polypodium leucotomos, las vitaminas C y E, el té verde, la astaxantina, la genisteina y la silimarina, entre otros.