Como parte de la vuelta a la nueva normalidad, la visita a dermatólogos, médicos estéticos y centros de belleza, empieza a ser ya una cita en nuestras agendas. Si te apetece o necesitas ir, hazlo sin miedo.
Desde el comienzo de la fase en la que ya se podían visitar este tipo de centros, ellos mismos han planeado la reapertura extremando sus medidas de higiene y seguridad.
Aunque los servicios sean distintos, las clínicas, consultas y centros de estética se han puesto de acuerdo entre ellos para elaborar guías de buenas prácticas que sirvan de referencia a todos para poder seguir bien los nuevos protocolos.
Aquí no vamos a contarte con todo detalle cada uno de ellos, pero sí queremos darte las pinceladas más importantes para que te sientas segura y, si te ocurre que acudes a un profesional que no siga estas pautas mínimas, puedas rechazar el servicio.
Ahora mismo, la prudencia y el control de las buenas prácticas de higiene y seguridad tiene que ser escrupulosa para no dar ni un paso atrás en esta crisis sanitaria.
La relación de dermatólogos, médicos estéticos y esteticistas con el cliente o paciente siempre se ha realizado bajo la premisa de un tratamiento individualizado y en condiciones de higiene y personalización. El sector de la belleza, cuando está altamente profesionalizado, tiene muy arraigada la cultura de la desinfección y está muy habituado a la utilización de productos desechables, valores que cobran especial importancia en la actualidad.
Los imprescindibles en esta desescalada son:
- Cita previa telefónica. Esto es el instrumento prioritario para asegurar la atención individual de los clientes, bajo la regla 1-1-1 (1 cabina = 1 cliente = 1 esteticista).
- Es obligatorio, tanto para profesionales como clientes, el uso de mascarillas individuales, el lavado frecuente de manos haciendo uso de los dispensadores de gel hidroalcohólico situados en las zonas de tocadores/entrada/ salida del establecimiento, así como el uso de guantes y gafas protectoras o pantalla de protección facial, cuando proceda.
- Antes de entrar el cliente, higienizar los productos, aparatos e instrumentos que se usarán durante la sesión.
- Se recomienda el uso de toallas desechables.
- Las zonas habituales de contacto con el paciente como sillones, camillas, etc., deberán cubrirse con material de protección desechable de papel, plástico o celulosa.
- En caso de usar fundas textiles, se debe higienizar tras cada uso mediante lavado a más de 60 grados.
- En la misma línea, el profesional deberá realizar el tratamiento con mascarilla y guantes desechables y es obligatorio lavarse las manos de forma intensiva antes y después del tratamiento o aplicar soluciones hidroalcohólicas.
- Evitar tocar con las manos de forma directa los productos o cremas a aplicar, el contenido se debe extraer con una espátula, un bastoncillo o un hisopo que se desechará después.
- Se proporcionará al cliente una bolsa o recipiente individual para que deje sus pertenencias en un espacio específico habilitado a tal efecto.
- Para el caso específico de los tratamientos faciales, se pedirá al cliente que retire cuidadosamente su mascarilla ya en la camilla y se comenzará higienizando profundamente el rostro (cara, cuello y escote).
- Una vez acabado el servicio, se proporciona al cliente gel o solución hidroalcohólica higienizante de manos.
- Las cabinas de tratamiento individualizado, los instrumentos y materiales utilizados serán higienizados antes y después de cada cliente, siguiendo el protocolo establecido.
- Los productos de prueba se retirarán del alcance del consumidor, y sólo serán manipulados por los profesionales.
- Todos los elementos que hayan estado en contacto con el cliente se deberán desechar en los contenedores específicos.
La Guía de Buenas Prácticas elaborada por las principales asociaciones de estética españolas, en colaboración con Stanpa (Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética), recuerda que, según datos publicados por sociedades científicas, la piel no trasmite la COVID-19, ni tampoco se trasmite a través de las lágrimas, debiendo evitarse el riesgo de que se pueda contagiar por mucosas y por las secreciones de la boca, de ahí las medidas de higiene y seguridad excepcionales que serán llevadas a cabo en todos los tratamientos (cuidado de uñas, tratamientos corporales, etc.) y que se extremarán en los servicios faciales”.
Medicina estética post-COVID
En medicina estética, este protocolo de higiene y seguridad es igual de exhaustivo, o mayor. Llevadas por la curiosidad, hemos preguntado si las agendas se han vaciado o, al contrario, se han llenado con la nueva normalidad.
“Lo primero que hemos percibido (y nos han trasmitido los pacientes) –explican las doctoras Mar Mira y Sofía Ruiz del Cueto, co-directoras de la Clínica Mira+Cueto en Madrid-, es que la grandísima mayoría de nuestros pacientes está deseando recuperar su vida normal. Volver a sus rutinas de siempre, a sus hábitos y cuidados. De hecho, a lo largo del confinamiento y los sucesivos estados de alarma, hemos ido reubicando las citas que estaban agendadas para marzo y abril sin que haya habido cancelaciones. Todos quieren volver a verse bien. Tanto es así, que a las revisiones programadas de siempre, se han sumado nuevas solicitudes para primeras visitas médicas”.
Revisando esas citas, las doctoras detectan bastante preferencia por remodelado facial con hialurónico, bótox y tratamientos para la flacidez como o Ultherapy. “Los pacientes buscan tratar la cara cansada, que parece que se nos cae, esa mirada triste”, explican.
Seguridad en consulta
Los protocolos en la clínica se han reforzado en aspectos de seguridad y triaje, tanto en la fase de citación como en la de tratamiento.
- En el mismo día de reserva de cita, se le envía al paciente un e-mail personalizado con su justificante de cita, el documento con los pasos a seguir durante su visita y el consentimiento informado Covid-19.
- 48 horas antes, recepción contacta al paciente para repasar el protocolo de seguridad y realizar el un sencillo cuestionario que corrobore que se puede llevar a cabo la consulta.
- A la llegada a la clínica, cada paciente tendrá asistencia personal, para su acompañamiento, y ayuda para facilitarle el seguimiento del protocolo de seguridad.
- Se debe ir a consulta sin acompañante. De ser necesario, podrá ir solo una persona.
- Al entrar, se tomará la temperatura y se darán calzas, mascarilla, gorro y bata.
- Si el paciente lleva abalorios metálicos, los pondrá en una bolsita hermética a la entrada.
- Se aconseja acudir desmaquillada y con mascarilla.
- Se ruega máxima puntualidad: se han distanciado las citas para evitar esperas y habilitado tres salas con puestos marcados que respetan la distancia de seguridad.
- Es conveniente abonar a través del móvil o tarjeta de crédito.
Los primeros tratamientos de la nueva normalidad
¿Cómo hemos llegado a fase 1 los que normalmente tratamos la piel en el centro de estética? Ana Puelles, directora del centro Estética Lostao en Zaragoza, nos lo describe: “A nivel facial, con la piel deshidratada y engrosada y a nivel corporal con la piel apagada, retención de líquidos, más flacidez, más hinchazón y más peso”
Esta repercusión en la piel, tanto facial como corporal, de los dos meses de encierro, tiene solución en los tratamientos que, con constancia, podemos recibir a partir de ahora.
“Las manos son otro de los puntos que acusan deshidratación y falta de elasticidad, debido también a los continuos lavados de manos y desinfección”, puntualiza la experta.
¿Y los dermatólogos?
Su protocolo es muy similar al de los médicos estéticos. La doctora Lorea Bagazgoitia, dermatóloga del Hospital Ruber Juan Bravo y la clínica del Dr. Villalón, lo cuenta en su cuenta de Instagram.
Tendrá nuevas normas en consulta presencial y, además, seguirá atendiendo online como ha hecho durante toda la fase de confinamiento:
“Teniendo en cuenta las recomendaciones de minimizar el contacto social, mantendré la consulta online y telefónica para que puedas hacer una valoración inicial o hacer tu revisión sin desplazarte”, argumenta. Y añade: “Es deseable que reservemos la atención presencial para situaciones en que la atención online no sea posible”.