Ejercicio en la playa: ¿Qué es mejor, andar o correr? • Guapísimas

Somos legión los que aprovechamos las vacaciones para activarnos un poco tras incontables jornadas sentados delante del ordenador de la mañana a la noche.

Andar, correr, nadar, pedalear en el mar… La playa ofrece un escenario muy apetecible para hacer un rato de ejercicio y no hay más que ver cómo la orilla se llena cada día de personas que marchan kilómetros y kilómetros bajo el sol.

Si bien es innegable que el ejercicio es beneficioso siempre, la forma en que se hace puede restar algunos beneficios. Por ejemplo, los fisioterapeutas del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid, avisan: Si cuando no estás de vacaciones tampoco te mueves mucho, ojo, no quieras de la noche a la mañana hacerte diez kilómetros por la playa porque te puedes lesionar:

“La falta de preparación física, unida a las altas temperaturas y a la diferencia de terreno, puede ser contraproducente”, sostienen.

Los riesgos de caminar mal

Es un placer caminar a la orilla del mar pero para que sea saludable como ejercicio físico, tiene que cumplir unas pautas. Lo mismo pasa a la hora de correr.

Aitor Pérez Morcillo, responsable de Podoactiva (clínicas especializadas en biomecánica y tratamientos podológicos) en Alicante y Murcia, responde la primera duda que nos asalta: ¿Es mejor andar por la duna o por la orilla, donde la arena está húmeda y lisa?

“La arena blanda es una superficie con una alta capacidad de absorción, inestable e irregular. Si caminamos descalzos por ella, toda nuestra musculatura tiene que realizar un esfuerzo mayor para mantener la estabilidad, principalmente en la articulación del tobillo.

En algunos casos, puede ser causante de lesión”, explica el experto, que añade: “La alta capacidad de amortiguación que presenta la arena puede ser beneficiosa para proteger las articulaciones de los impactos, pero también genera una mayor tensión en la planta del pie y en la musculatura de la parte de atrás de la pierna”.

Esto se explica porque cuando vamos calzados llevamos un poco de tacón. Al caminar descalzos por la arena, el talón se hunde, lo que genera aún más tensión en la musculatura posterior, lo que puede generar algunas lesiones como fascitis plantar, sobrecargas en gemelos, problemas en tendón de Aquiles, etc.

Para evitar este hundimiento, lo ideal es caminar por la orilla, donde la arena tiene mayor consistencia. Esto alivia mucho la tensión muscular mencionada, a lo que se suma que es un terreno más compacto y, por lo tanto, más estable.

El problema de caminar por la orilla es la inclinación”, argumenta Pérez Morcillo. No todas las playas son inclinadas, pero muchas sí. Fíjate si es el caso de la tuya porque te conviene saber esto:

Al caminar inclinado se desequilibra el cuerpo, obligando a las articulaciones a trabajar en una angulación anormal para ellas y obligando a una de las piernas a soportar más peso que la otra. Uno de los tobillos irá siempre doblándose hacia fuera y el otro hacia dentro. Y lo mismo con el resto de las articulaciones del miembro inferior.

El peligro de correr en la playa

A los fisios no les convence demasiado. “Correr por la playa comporta un alto riesgo de sufrir problemas lumbares, esguinces, fascitis plantar, periostitis tibial, o incluso fracturas por sobrecarga. Sobre todo, si no se comienza a hacer ejercicio de forma progresiva y con el calzado adecuado, teniendo en cuenta los propios límites”, explican desde el CPFCM.

Es importantísimo nunca correr descalzos y, es más, asegurarse que se hace con la zapatilla adecuada, adaptada a lo blando de este terreno.

Cuatro consejos, solo para runners avanzados:

  1. Si vas a salir a correr por la playa, mantente hidratado y evita las horas de más calor
  2. Ponte visera, gafas y protección solar muy alta de amplio espectro en cara y cuerpo. Recuerda que el agua y la arena reflejan los rayos
  3. Combina ratos por la arena blanda y por la arena dura para trabajar tanto los músculos como los componentes elásticos
  4. Mejor, zancadas cortas para no sobrecargar las piernas. Empieza con intervalos cortos de unos 20 a 25 minutos

“Lo más recomendable es hacer una caminata a paso rápido sin llegar a alcanzar el umbral de fatiga, y manteniendo la capacidad de hablar con el acompañante”