Y, si no sabes cómo es el rizo, te ayudamos a averiguarlo
Aunque a las pelolisas nos puedan parecer todos iguales, las pelirizadas saben perfectamente que cada rizo es un mundo. Y que sus rizos no responden igual de bien o mal dependiendo de cómo se laven y acondicionen la melena.
Hay varios tipos de rizo y esa diferencia no está solo en lo que se ve a simple vista, sino que se ve afectado en su forma y estructura y, por tanto, en sus necesidades a la hora de cortar para que favorezca y, por supuesto, lavar, acondicionar, secar y peinar. Si se quieren uno rizos bonitos, elásticos y luminosos, hay primero que saber identificar el tipo de rizo.
En este post vamos a hablar de cuidados específicos a los distintos tipos de rizos, pero ya sabemos que hay mimos generales para todas las curly girls. Como, por ejemplo, dormir con un gorro de seda.
Sin meternos de momento en demasiadas complicaciones ni escalas, podemos decir que, en general, por su propia naturaleza ondulada, los rizos tienden a perder la hidratación, ya que el sebo que se genera en el cuerpo cabelludo no alcanza toda la superficie de la fibra capilar.
“La falta de hidratación está presente en muchas melenas rizadas, aunque no de la misma forma, y es la causa de que el pelo rizado tienda a encresparse. Cada cuero cabelludo es diferente y hay que analizar su oleosidad para aportar la hidratación necesaria de una forma equilibrada”, explica Mª José Llata, de la Peluquería Llata Carrera en Santa Cruz de Bezana (Cantabria).
Ahora bien, como ella bien explica, no hay dos rizos iguales.
Si desde hace poco has decidido dejar de alisar y vivir a tope tu textura curly pero no tienes claro qué tipo de rizo es el tuyo y, por lo tanto, qué necesidades tiene, atenta. Son varios los aspectos a tener en cuenta, explica la experta, y van desde la hidratación natural a la porosidad y la elasticidad de cada melena:
De todas estas características, Llata se preocupa especialmente de la porosidad. Este es el motivo:
“El tipo de porosidad depende de cómo están unidas las escamas que forman la fibra, que pueden estar más abiertas o más cerradas. Lo que impide que penetren los principios activos es que estén más cerradas. Si están muy abiertas, también hace que pierda la hidratación.
Una porosidad baja hace que tarde mucho el pelo en mojarse bajo la ducha y en secarse y también que sea más difícil de peinar. Al no absorber bien, los ingredientes muy pesados como los aceites dejan un aspecto demasiado grasiento.
Cuando la porosidad es alta, el pelo tiende a secarse rápido y a encresparse. La fibra se empapa de hidratación pero, al mismo tiempo, la pierde fácilmente”
Utilizar los productos adecuados a cada necesidad es fundamental para lograr un equilibrio en el que no hay ni exceso ni déficit.
Una vez evaluada la categoría de tu rizo que, como decimos, has de poner en manos de un profesional, conviene saber qué necesita en concreto tu rizo para darle exactamente lo mejor y que luzca espléndido y vivo.
Si la porosidad es baja:
Evita los aceites demasiado densos y escoge fórmulas ligeras como aceites de semilla de uva o de almendras.
Usa productos que se dejan actuar sin aclarado y aplícalos con el pelo mojado, en vez de húmedo.
Si tu porosidad es alta:
Recurre a aceites como el de argán para que no solo hidraten, sino que actúen evitando la pérdida de hidratación a modo de barrera.
Regala a tus rizos tratamientos que aporten proteínas.
Si tus pestañas son cortas o escasas, ¡corre a buscar la tuya!
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