El frío puede beneficiar, perjudicar o resultar indiferente, según el producto
Con el boom comercial de las mini neveras para cosmética, leo a diario en redes que mantener en frío los productos de belleza puede prolongar su vida útil, una vez abiertos.
El motivo que esgrimen es que cada vez se usan menos conservantes en las fórmulas (lo cual, hay que decir, tampoco es cierto) y que incluso muchos productos de cosmética natural carecen de ellos.
En lo que no se paran a pensar es en que pueden ser fórmulas auto-conservantes o que tienen un PAO (tiempo durante el cual se debe consumir, una vez abierto) más corto de lo normal.
Dicho todo esto, si bien es cierto que los expertos siempre defienden que el calor o la humedad excesiva que puede darse en tu cuarto de baño no conviene prácticamente a ningún tipo de producto de belleza, también lo es que no todos ellos se ven beneficiados por la oscuridad y el frío excesivo. Es más, algunos se pueden deteriorar.
Lo más importante para que un cosmético no se estropee antes de que se cumpla su PAO es conservarlo a temperatura ambiente, lejos de fuentes de calor y sin que le dé la luz directa.
Desde la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa) nos aclaran: “Los productos cosméticos están evaluados para un uso normal: temperatura ambiente, lejos de fuentes de calor y sin que le dé la luz directa. En principio, no es necesario meterlos en la nevera y, en algunos casos, puede llegar a ser contraproducente ya que podrían tener lugar efectos que no están evaluados por el fabricante”.
Por ello, cabe analizar este fenómeno, tratando de no quedar enredados en las redes del marketing y valorar qué productos necesitan un extra de frío, qué productos es mejor tenerlos a temperatura ambiente y para qué productos es totalmente indiferente el frío.
Por supuesto, todo esto sabiendo que no hace falta tener una cuqui-nevera estilo kawaii rosa chicle y con pegatinas de gatitos, al estilo de las series coreanas para adolescentes. Se pueden poner en la nevera normal, al lado de la lechuga.
Ahora bien, si no quieres levantarte con los ojos como un besugo y, en lugar de aplicarte tu contorno de ojos fresquito, acabar con un pegote de mostaza sobre la mejilla, quizá si te convenga tener una de estas mini neveras de cosmética. Es un capricho tonto, lo sé.
Decía que hay un boom comercial de neveritas para refrigerar sueros, cremas y otros productos de belleza. Ya existían desde hace mucho tiempo este tipo de productos portátiles, de poca capacidad (entre 4 y 17 litros) para llevar en el coche, tener en despacho con bebidas o para mantener frías plumas de insulina fuera de casa, por ejemplo.
Ahora se usan como parte del tocador. Las venden estilo retro y con cuidado diseño para gustar al público femenino. En tonos pastel, con decoraciones y pegatinas… como un elemento decorativo más que forme parte de la ilusión que supone cuidarse cada día.
No son neveras al uso. El tamaño ideal para que quepan cosas pero no ocupe mucho espacio es siete litros.
Normalmente tienen varias estanterías para aprovechar mejor el espacio (dado que los cosméticos, en general, vienen en envases pequeños) y la puerta está destinada a meter sobres de mascarilla o gadgets para masajear la cara que normalmente es mejor usar fríos.
Algunas marcas van mucho más allá. Sin ir más lejos, la alemana Biszet propone en su web neveras con tres zonas climáticas: 12°C en el compartimento superior, para cosméticos que lleven colágeno. Otro de 10°C en el centro perfecto para cosméticos de ingredientes naturales y la balda baja, que está entre 5 y8°C para sueros y ampollas de vitaminas.
Una de las abanderadas de esta nueva corriente pro-neveritas es Michelle Lee, la directora de la revista de belleza Allure, que en su cuenta de Instagram contaba hace poco: “Me estáis preguntando por qué enfrío algunos productos de cuidado de la piel. El dermatólogo Joshua Zeichner me contó que, aunque no todos, algunos productos duran más en mejor estado si se guardan en la nevera. Además, sostiene el médico, la sensación refrescante tras aplicar un producto frío, puede calmar el picor, mucho más de lo que puede hacerlo otro a temperatura ambiente”. Y añade: “Yo sobre todo enfrío mascarillas relajantes, lociones y tónicos, rodillos de masaje facial y algunos cosméticos naturales”.
Quizá alguna vez hayas entrado en una tienda Lush y te hayan recomendado guardar en frío alguna de sus mascarillas frescas. Tiene sentido. Si son fórmulas 100% naturales son como comida, que no se puede conservar a temperatura ambiente.
Por lo tanto, si eres aficionada al DIY y haces tus propias fórmulas con azúcar, aceite de oliva, semillas, leche, etc. déjalas siempre en la nevera y no esperes tampoco una vida útil más allá de un par de semanas o diez días. Ojo, que se ponen rancios y luego lloráis con las reacciones en la piel.
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