Muchas veces en verano, la ropa o el calzado te aprietan y lo achacas a haber ganado peso por la profusión de aperitivos, helados y copas que estás disfrutando los días de vacaciones.
Puede ser, pero no siempre. A veces se confunde engordar con retener líquidos, un problema que se hace más agudo en los meses de verano y, sobre todo, durante una ola de calor como la que estamos viviendo.
¿Qué es la retención de líquidos?
Los síntomas de la retención de líquidos van desde unas extremidades hinchadas a cambios repentinos en el volumen corporal, que desaparecen tan rápido como llegan. Retener líquidos puede llevar a acumular hasta dos kilos de más. La parte inferior del cuerpo es más propensa a acumular líquido que la superior.
La retención de líquidos es más habitual en mujeres, simplemente por el mero hecho de serlo, por el tipo de hormonas, porque tienen la piel más delgada, menos masa muscular y, en general, son más sedentarias. Aparece cuando nuestro organismo no es capaz de mantener un equilibrio entre los líquidos que tomamos y los que eliminamos por el sudor y la orina (un 65% del agua corporal está dentro de las células y un 35%, aproximadamente, fuera de ellas) y se suele percibir como una hinchazón en los tejidos blandos.
¿Por qué me hincho tanto?
Suelen padecer retención de líquidos las mujeres que están muchas horas de pie o sentadas, que utilizan una ropa que comprime demasiado una zona corporal (interrumpe el flujo sanguíneo), que abusan de la sal y de los ultraprocesados y, muy importante, que no están bien nutridas, o no se hidratan correctamente y/o toman algunos medicamentos, como hormonas o antidepresivos.
Hasta aquí las malas noticias porque, aunque sea un problema estético que resulta bastante incómodo, la retención de líquidos se puede paliar. Solo hay que saber cómo. El mejor remedio para evitar el problema es una dieta adecuada, normoequilibrada, y un estilo de vida activo. También te puede ayudar algún tratamiento en cabina. Hablaremos de ello más tarde.
Alimentación contra la retención de líquidos
En general, las personas sanas con retención hídrica deben evitar alimentos ricos en sal (sodio) y favorecer los ricos en potasio y agua. Para aderezar las comidas se puede sustituir la sal por pimienta, perejil, albahaca, tomillo, menta, cúrcuma, orégano, comino o cualquier otro condimento que nos guste y aporte sabor al plato.
Desde la Clínica Menorca apuntan qué hay que incluir en una dieta normoequilibrada que te ayude a eliminar el exceso de líquidos:
- De dos a tres piezas de frutas al día de tamaño normal
- Dos raciones de verduras al día (tanto verde como amarilla)
- De dos a tres lácteos
- Pescado, carne o huevos dos veces al día, siendo la proporción de dos a tres veces a la semana carne roja (mejor en la comida), y al menos dos veces en semana pescado azul
- Legumbres y harinas integrales
- De dos a tres cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- Dos litros de agua a lo largo del día (se incluyen zumos, tés, gazpacho).
- Alimentos a evitar: frutos secos salados; embutidos; salchichas, salmón ahumado, hamburguesas preparadas, cereales y panes industriales y, sobre todo, alimentos precocinados.
Qué comer si tienes tendencia a retener líquidos
Alimentos ricos en potasio como las frutas y verduras, tubérculos, hortalizas y legumbres, lácteos, pescados, mariscos y carnes. Los vegetales tienen un alto contenido en agua que, en personas sanas con retención de líquidos, ayudan al correcto funcionamiento de los riñones y la formación de orina.
Fresas, tomates, naranjas, kiwis, uvas, lechuga, manzanas, acelgas, plátanos, coco, zanahorias, coles de Bruselas, brécol, patatas, aguacate, setas, dátiles, fríjoles, lentejas, judías, germen de trigo, cacahuetes crudos, soja, nueces, semillas de sésamo, leche, yogur, merluza, salmón fresco, bacalao fresco, pez espada, trucha, sardina, cangrejo, ternera, pollo, pato, pavo, cerdo y cordero.
Mantén un estilo de vida activo
Además de caminar, muy recomendado, podemos aprovechar el buen tiempo para montar en bicicleta, nadar. Cualquier ejercicio en el que haya que mover las piernas facilita el trabajo de los riñones, especialmente la natación es muy saludable, incluso dejar las piernas descansando mientras flotan en el agua.
La ropa adecuada no debe dejar ninguna marca sobre la piel. Evita posturas de compresión: cruzar piernas o estar muchas horas seguidas sentadas (está muy recomendado levantarse cada hora y caminar unos cinco minutos o estirar y mover los dedos de los pies de abajo arriba).
Tratamientos médico estéticos que ayudan
PRESOTERAPIA: Son masajes mecánicos que utilizan la presión de aire para activar el sistema linfático y mejorar la circulación. Es un tratamiento agradable, relajante y muy saludable que alivia el dolor en los miembros inferiores ocasionados por la retención de líquidos y ayuda al sistema linfático a limpiar el organismo de toxinas. Podemos además combinarlo con masajes de drenaje linfático manual.
MESOTERAPIA: Son infiltraciones con un cóctel homeopático para drenar a nivel linfático y a nivel venoso.
CARBOXITERAPIA: Son infiltraciones a nivel subcutáneo de CO2 que reorganiza el tejido y mejoran mucho la retención.
“Todos los tratamientos se pueden combinar entre sí para conseguir resultados óptimos”, apuntan desde Clínica Menorca, donde siempre es un médico especialista quien realiza la historia médica e indica la pauta a seguir a la medida de cada paciente.