Los dedos ayudan a fundir, calentar y adherir pero sin pinceles no hay trazos, sutilezas ni estructura
Ni todo ni nada. Como en casi todo en la vida, para la correcta aplicación del maquillaje conviene situarse en el punto medio, donde reside la virtud. Ni empeñarse en comprar mil pinceles sin saber ni cómo se usan ni prescindir de ellos por considerarlos innecesarios, caros o complicados.
Además de cierta destreza y los productos adecuados, en maquillaje son necesarias algunas herramientas si se quiere un buen resultado final. Pero no hablemos del maquillaje como un todo. Ponerse pintura en ojos, boca, piel, supone contemplar muchos gestos diferentes, para alguno de los cuales hacen falta pinceles y para otros, no tanto. Sepamos cuándo viene bien aparcar la brocha y tirar de dedos.
Cualquiera que lo haya intentado, ha podido comprobar que no es posible difuminar una sombra de ojos sin pincel. Tampoco se puede trazar un rabillo o perfilar unos labios con el dedo. Para hacer un sombreado de ojos muy estructurado, la yema también se queda corta.
Sin pincel no hay sutileza ni precisión. Intentar maquillar los ojos con los dedos es algo muy primitivo y suele traer consigo resultados inacabados y poco favorecedores, looks como de Norma Desmon en Sunset Boulevard. Si quieres dibujar la mirada con trazos suaves, refinados, mínimos, eso sólo es posible con la pincelería adecuada.
Además, si hablamos de sombras de ojos, los pinceles garantizan que la textura del producto, si es en polvo, permanezca inalterada y se funda correctamente en la piel. Hay una excepción en el uso de los dedos en el maquillaje de ojos: las sombras en crema o barra para hacer párpados en bloque o ligeros ahumados. En ese caso, pincel para lo empolvado y dedos para lo cremoso.
A la hora de aplicar la base de maquillaje, el colorete y los iluminadores y correctores, a los profesionales les gusta defender que el maquillaje sea una prolongación de la persona, que quede empastado y no se vea dónde empieza y dónde termina. Para ello, nada mejor que los dedos porque la naturalidad es la gran baza del maquillaje sin pinceles.
La frescura es otra. Si quieres un resultado desdibujado, puedes empezar con un pincel y terminar con las manos ya que la piel emite calor y consigue fundir los tonos como no lo hará nunca un pincel. Los pinceles depositan el producto, más que adherirlo.
Los dedos permiten emulsionar con el calor de la piel, por lo que éste se adhiere por más tiempo. A veces, el producto aplicado con pincel se queda flotando sobre la superficie de la piel, mientras que si se imprime con los dedos, queda sellado.
Además, con los dedos se controla mejor el gestual y la fuerza que ejercemos sobre la piel. El tecleteo y las pequeñas digito-presiones ayudan a estimular la circulación sanguínea, algo que aporta siempre un tono muy favorecedor al rostro.
¿Qué gestos piden más el tacto? Según los maquilladores expertos, aplicar el colorete en crema, dar un toque de color en los labios o fundir el corrector anti-ojeras. También si el fondo de maquillaje es de textura muy ligera, es mejor los dedos porque se aplica casi como si fuera una crema hidratante y el resultado queda más natural e integrado con la piel. Si es un fluido espeso, es mejor una brocha.
Hay productos que exigen una aplicación precisa con el pincel adecuado. He aquí la guía para no equivocarse; seis pinceles para seis productos:
Si tus pestañas son cortas o escasas, ¡corre a buscar la tuya!
Si estás pensando invertir en una neverita para cosmética, lee primero esto
Los bálsamos de labios reveladores del propio tono reaccionan con el ph de cada piel,…
Para una ducha sana, date al oleogel, el producto de limpieza corporal favorito de los…
Para que el cabello no se te parta, desenrédalo con el cepillo correcto y los…
Puede ser un éxito absoluto o un rotundo fracaso dependiendo de si sigues o no…