¿Cuándo elijo colorete y cuándo polvos bronceadores? • Guapísimas
¿Un toque tostado o mejor efecto rubor? Cada día puedes elegir FOTO: Rawpixel en Unsplash

¿Cuándo elijo colorete y cuándo polvos bronceadores?

Olvida la regla tradicional; ahora pieles claras y tostadas usan ambos productos

Si pensabas que la regla que regía en esta disyuntiva era: para piel pálida, colorete y para piel más tostada, polvos de sol, que sepas que estás fuera de onda. Dicen los expertos que, cuanto más pálida sea la piel, más claro debe ser el tono de colorete. Lo que tampoco quiere decir que las pieles claras deban embadurnarse de polvos de sol.

Comencemos aclarando conceptos sobre un producto y otro para desatar el nudo y dar todas las opciones posibles.

EL COLORETE

Sobre el colorete parece que lo sabemos todo. Es un producto muy cotidiano en nuestros neceseres desde los tiempos de nuestras abuelas. Tiene unas normas básicas: En crema para pieles secas, en polvo para las grasas; rosado para pieles azuladas, coral para las cetrinas… También lo hacen líquido, pero, ¿es esto todo lo que da de sí el momento blush? Ni por asomo.

Decíamos que muchas mujeres con piel clara piensan que necesitan un extra de colorete. Pues no. Necesitan el mismo que todas o, si me apuras, este debe ser cuasi-invisible en ellas. Cuanto más pálida sea la piel, más claro el tono de colorete.

En el uso del colorete (que lo mismo puede ser milagroso que desastroso) hay un concepto que no debes olvidar si quieres que su aplicación sea fácil y certera: la manzana.

La manzana es lo que sobresale de la mejilla cuando sonríes. Y es ahí, y en ningún otro sitio, donde debes poner el toque de color si no eres demasiado experta maquillándote.

Si se difumina, que se debe difuminar siempre con brocha y no con los dedos, que sea hacia la sien. Ni hacia la mandíbula, ni hacia el ojo.

LOS POLVOS DE SOL

Por otra parte, están los terracota, tierra del desierto, bronzer, polvos de sol… Es decir, el maquillaje que aporta a tu piel un aspecto tostado. A las españolas nos encanta un bronceado pero debemos lanzar un warning: los límites existen.

Reprime el deseo de embadurnar toda tu cara y concéntrate en las zonas donde el sol suele dejar su impronta: mejillas, puente de la nariz y frente. O si no, atenta a esta regla.

La “manzana” es al blush lo que el” tres” es al bronzer: la clave.

Con una brocha grande de pelo suelto y suave, dibuja un tres (o una letra E mayúscula, según cómo lo mires): empieza en la frente, sigue por el hueso del pómulo y acaba en la línea de la mandíbula. Hay muchas más maneras de usar los bronzers pero esta es la más sencilla. Luego no digas que no te avisamos.

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