El cosmético más concentrado tiene su propio plan de acción, que comienza con la aplicación correcta
Número de gotas, zonas de la cara, movimientos con los que se aplica… Aunque salga cada mes en las revistas, todavía existen muchas dudas en cuanto al uso de este concentrado de activos tan famoso.
Llevas años oyendo hablar de él y sus bondades, y no te dejan de recomendar su uso allá donde vas, pero aún dudas antes de lanzarte a comprarlo.
Sin ir más lejos, ¿Qué es exactamente un sérum? Y, sobre todo, ¿cómo, cuándo y por qué deberías incorporarlo a tu rutina ‘beauty’? ¡Pues no dejes de leer! Te traemos la respuesta definitiva, todo lo que este tratamiento de cuidado concentrado puede hacer por ti y por tu piel.
Un sérum (en castellano, suero) es un producto de cosmética que suele tener una concentración más alta de activos que las cremas. Su textura es ligera y la absorción rápida, por lo que tiene la capacidad de penetrar hasta las capas más profundas de la piel y no dejar residuo, permitiendo así aplicar encima nuestra crema habitual.
Gracias a su composición de alta concentración, consigue resultados más visibles y en menos tiempo.
En el mercado puedes encontrar diferentes tipos de sueros para tratar las distintas problemáticas o necesidades cutáneas: calmante, antioxidante, hidratante, nutritivo, energizante, etc. Los expertos en piel lo tienen claro: el sérum es el cosmético con mayor capacidad para darte soluciones cuando tu rostro necesita un extra de cuidados.
El sérum no es un producto excepcional, ni un tratamiento de choque, sino un paso más dentro de la rutina diaria de belleza.
Concretamente, se pone entre el tónico y la crema (tanto de día como de noche); siempre con la piel limpia limpísima para que, libre de toda impureza, aproveche todos sus activos y que no exista una barrera previa que dificulte su absorción.
Gracias a su ligero peso molecular, trata las capas profundas de la piel y con unas gotas es suficiente. Pero, a ver… ¿cuántas gotas exactamente? Pues una pequeña cantidad de producto —la que se indique en el envase, ni más ni menos— será suficiente para cubrir tu rostro por completo.
A la hora de sacar el máximo partido a nuestro sérum, podría decirse que tan importante como ver qué suero elegimos es la manera en la que nos lo aplicamos. Su textura superligera y fundente facilita mucho su absorción.
Por ello, aplícalo en forma de gotitas en la zona del pómulo y extiéndelo con las yemas de los dedos, con un ligero tecleteo. Aplícalo sin masajear, con movimientos horizontales del centro hacia los laterales.
Recuerda que pretendemos que éste sea el primer paso de tu rutina de cuidado facial ¡pero no el último! Déjalo actuar durante unos minutos y una vez absorbido, continúa aplicando tu crema habitual.
Y ahora que ya conoces qué es el sérum y los beneficios que aporta a tu piel, ¿a qué esperas para probarlo? Este nuevo must de belleza en tu tocador, se convertirá en tu aliado inseparable. Más aún cuando compruebes que por su tamaño reducido, podrás llevarlo siempre contigo, incluido en el bolso. ¡Todo ventajas!
Si tus pestañas son cortas o escasas, ¡corre a buscar la tuya!
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